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sábado, febrero 20, 2010

NOS VEMOS LUEGO

La habitación es grande. La cama también es grande. Está, ahora mismo, desordenada. Un peluche inmenso en un rincón, sobre un sillón. Una consola con un espejo encima. El armario abierto deja ver la ropa que no lleva puesta la mujer. La otra ropa. La que no está tirada por ahí encima de la cama o donde Luis la ha lanzado. Dos mesillas muy altas. Fotos encima de ellas. Fotos de la mujer que está sobre la cama, con Luis.

Eva. Así se llama. Treinta y tantos. Morena. Alta. Pelo largo. Tumbada junto a Luis. Luis a menos de un metro de ella, desnudo, mirándola mientras habla. Mirándola pero sin atender a lo que dice. Sin pensar en que habla de su vida. De las cosas que hace el resto del tiempo que no gasta con Luis. De lo que le gusta Luis porque es divertido y no le da problemas y no como otros hombres que sólo traen problemas.

Suena el teléfono de Luis. Eva está acostumbrada a que el teléfono de Luis suene cuando está con ella. Sabe que es abogado y que muchas veces se escapa del trabajo para verla, para compartir con ella unos minutos de compañía. Y de diversión. Porque Eva se divierte con Luis. Y se divierte pensando en que podría estar con Luis, de verdad. Y así a lo mejor podría ser más feliz. Podría vivir más tranquila. Y más divertida. Podría seguir con su trabajo, pero no tendría que poner excusas para marcharse un rato a casa y estar con Luis, como ahora, en la cama.

Luis esperaba esa llamada. Y al colgar el teléfono ha visto el mensaje de Laura. Nos vemos luego. Ponía la hora. Y el bar donde empezaron las cosas a ir bien. Luis sabe lo que va a pasar. Y no sabe por qué ha sido así. No sabe qué ha sucedido para que Laura hay cambiado. Ha mantenido toda su vida oculta. Ha creado una nueva, una impoluta para Laura. ¿Por qué ella no quiere esa vida? No lo sabe Luis, no puede darse respuesta. Deja el teléfono y besa a Eva. Y le dice al oído: princesa. Eva se entrega, olvida lo que sabe, que nada cambiará, que todo seguirá como siempre, como en este momento.

Luis ha terminado. Está lavándose. Ante el espejo se dice que no, que no sabe por qué. Que no es su cara. Que no es su cuerpo. Que no es nada de él. Que no es por la parte que de sí ha mostrado. Que es ella, que la culpa es de ella. Lo que no sabe aún es si lo dirá luego o no.


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