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miércoles, febrero 10, 2010

LETRAS TRISTES VIII

Aquella mujer tenía los orificios nasales desiguales. Me fui a ella para interesarme. ¿Qué razón había para que sus orificios nasales fueran desiguales? ¿Un accidente? ¿Una postura sexual? ¿Un constipado?

Según me iba acercando el problema se iba dulcificando. Pero le crecían las ojeras. Esa mujer era un cuadro de Picasso. Ya a su lado empecé a hablar con ella. Soy músico. Toco la guitarra. ¿Cantas? No, el canta es el otro. Ah, vale. No sé qué tienen las mujeres con los cantantes. Y con los pianistas. Coño que yo hago las canciones.

Así que yo le pregunté lo que tenía que preguntarle: Tienes los orificios nasales desiguales, ¿Eso a qué viene? Es por la farlopa me dijo ella. Pero yo no la creí. Me estaba mintiendo. ¿Te metes mucho el dedo? Lo negó claramente. Con lo cual yo me convencí de que era eso. De que esa era la razón por la que tenía así los orificios nasales.

Total, que le hice una canción a sus agujeros nasales desiguales, a mi cita con ella (sólo con las desiguales puedo) y dejé de meterme el dedo en la nariz. Ahora me aburro un montón cuando conduzco.


Arréglate las ojeras, que lo de la nariz no tiene solución

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