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lunes, febrero 01, 2010

LETRAS TRISTES II

El caso es que las mujeres se rifan a Felipe. Como él canta y pone la cara al grupo mientras yo toco en bastante segundo plano, pues nada, todo es para él. Toda la gloria. Todo el dinero y sobre todo todas las señoritas. Nunca dice que soy yo el que compone y el que toca las canciones. Pero bueno, como siendo así ganamos mucha pasta yo no me quejo.

El otro día vino a vernos una antigua novia de Felipe. Felipe sabe eso de que done hubo retuvo o como sea, así que le dedicó una canción esa noche y otra en el desayuno de la mañana. Después de desayunar en la cama vino al salón a fumarse un cigarro donde yo estaba tocando y me contó su historia.

Era una historia triste. Después de dejar a Felipe salió con un pescadero. Pero tuvo que dejarlo porque se arruinaba comprando perfume. Como no tenía dinero salió con un vagabundo, pero pasó tanto frío durmiendo con él en la calle que hubo de ser internada en el hospital.

ahí su suerte cambió. Se enamoró de una enfermera y la enfermera de ella. Salieron juntas. Se fueron a vivir juntas. Pero resultó que tanto la enfermera como ella eran mujeres heterosexuales, y como tales no se llevaban bien entre ellas. Se odiaban. Y acabaron como todas las mujeres heterosexuales, quitándose el novio.

Ese novio era vendedor de muebles y murió un día enseñando un conjunto de comedor. Se tropezó con un dálmata de porcelana. La echaron de casa porque no estaba casada. Se fue a vivir al coche. En una gasolinera conoció a un hombre. Era feo. Pero bueno. Era gasolinero, pero bueno. Un día el hombre se enfadó con ella y como venía de trabajar salió ardiendo. El enfado y los restos de gasolina no se llevan bien.

Ahora había oído lo de Felipe y volvía por él. Yo no quise desmotivarla, pero bueno, la dejé hacer. Felipe la echó de casa a los diez minutos. Yo hice una canción. Es nuestro gran éxito. Se llama amar los huevos revueltos. Siempre la tocamos la última.


Huevos revueltos

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