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sábado, febrero 13, 2010

ENFADADA

Laura está enfadada con Rubén. No es un enfado como los de antes, es un enfado distinto. Está muy enfadada. Por un momento siente que le odia. Que debería matarle. Acabar con él. Es esa clase de enfado. El que sentía antes por él. Está enfadada con él y da vueltas por la casa, tratando de no golpear las cosas, de no tirar algo, de no gritar.

Pero tiene muchas ganas de gritar. De gritarle que le odia. De gritar cosas y cosas y cosas. Porque Laura sabe por qué está enfadada con Rubén. Lo sabe muy bien. Y eso hace que su enfado crezca. Porque sabe a qué viene. Por dónde le viene. Sabe que está enfadada con Rubén porque vuelve a sentir algo por él. Porque ya no le es indiferente. Ni es un cariño antiguo. Sabe que se ha vuelto a meter en ella. Lo sabe. Y eso la enfada. La cabrea. Hace que esté ahora relatando en la cocina, con ganas de tirar un plato al suelo.

Porque lo ha hecho otra vez. Y lo ha hecho en el momento inoportuno otra vez. Lo ha hecho cuando ya había cambiado su vida. Cuando su vida era otra. Y se ha metido otra vez en esa vida suya y se la ha vuelto a cambiar. Laura piensa que está otra vez enamorada de Rubén.

Ayer cuando ella llegó de trabajar le encontró en la cocina terminando de poner la mesa. Y él como saludo le propinó un beso largo e inopinado en los labios. Ella se enfadó con él. Pero no mucho. Mucho menos de lo que parecía. Le gustó ese beso a Laura. Pero se hizo la ofendida. Y después, pensándolo, pensado que realmente le había gustado es cuando se ha enfadado con Rubén, es cuando ha odiado a Rubén. Porque ese beso, un beso antiguo y también nuevo, un beso a traición, está por encima de todos los besos que Luis le ha dado. Y estará por encima de los que pueda darle. Y eso consume a Laura, porque ella ha sido tan feliz con Luis. Y ahora tendrá que dejarlo. Y ser feliz y no ser feliz con Rubén. Porque no tiene otra solución que querer a Rubén. Porque aunque quiera sabe que no puede hacerlo, que es más fuerte que ella. Y ese beso le ha corroborado todo lo que iba pensando durante las últimas semanas. Que Rubén es otro. Que no es el mismo. Que ha cambiado y ha mejorado. Que es un nuevo Rubén. Y que le gusta tanto como le gustó antes el viejo.

Sabe que su amor ha vuelto y no puede evitarlo. Y por eso ha acabado por tirar el plato el suelo. Y luego un vaso. Y ha sonreído. Pensando en los trocitos. Y pensando en Rubén.


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