Los ojos grandes de Laura, tan grandes que parecen de una muñeca, se miran en el espejo. Laura se ha levantado contenta. Y no tiene nada que ver con Luis. Su alegría ha ido unida a ese hombre los últimos meses. No se recuerda a sí misma tan contenta desde hace mucho tiempo. Ha meneado un poco las caderas mirándose en el espejo, recordando una canción. Está feliz. Y se lo ha dicho a sí misma. Y no piensa en Luis.
Cuando se ha dado cuenta de que está muy contenta y de que no ha pensado en Luis, se ha sentido un poco culpable. Y ha querido decirse que toda su felicidad depende de Luis. Siempre ha dependido de él. En los últimos meses. Y que ese baile mañanero y esa alegría tienen que ver con que luego le verá. Eso se ha dicho.
Anoche, Rubén la hizo reír. Río mucho. No recordaba que Rubén era un hombre muy ocurrente. No le había escuchado en serio desde hacía mucho tiempo. Y si Rubén tenía algo bueno era escucharle. Nunca se tenía idea de lo que iba a decir, de por donde iba a salir. Comparaciones, metáforas, silogismos extraños. Conocía bien los resortes del lenguaje. Y cómo usarlos. Siempre le gustó eso de él. Que pudiera sorprenderle a la hora de hablar.
Además Rubén podía adaptarse a cualquier conversación. Podías decirle lo que quisieras. Daba igual. No iba a decir nada. O iba a aportar un punto de vista distinto. El más raro. El más cómico. O eso le parecía a Laura. Claro que entonces yo estaba loca por él, se ha justificado. Pero recordaba como otros se reían con él. Como sus ocurrencias estaban en la boca de los demás. Y no eran imitables.
Anoche, hablando de la oficina, había estado brillante, chispeante. En un momento Laura tuvo que besarle para que callara. Sabe Laura que al final eso no depende de nada. Sólo del día que tenga él. Que siempre puede ser mordaz. Pero que no siempre quiere serlo. También notó en él algo más. Una sonrisa distinta. Se alegraba de hacerla sonreír. Se complacía en ello. Ella le tocó un momento. Y él se río más. Laura no recordaba las cosquillas que tenía. Cualquier roce le hacía reír. Le hacía estremecer.
Recordó por qué se había casado con él. Como había conseguido enamorarla. Otra vez se siente Laura culpable. No está pensando en Luis. Piensa en Rubén. Le debo mucho ha dicho. A Rubén. A Luis también, pero menos. Y ha sonreído en el espejo pensando en Rubén. Por detrás ha pasado él cantado. Estando contigo, contigo, contigo me siento feliz. Laura se ha reído. Se ha girado. Ha pensado en ir y besarle. Se ha sentido culpable. No puede faltar a Luis.
No hay comentarios:
Publicar un comentario