Aunque ando algo fastidiado de la tripa me he comido un cocido de tomo y lomo, con su chorizo y su tocino y su todo bien. Bien, bien.
También ando algo fastidiado de la garganta. Aún así no dejo de cantar blues a gritos en el coche y de gritar los goles, si los hubiera, de mi equipo. Me voy a quedar sin voz, pero, ¿cuál será el problema? ¿qué no pueda ir a trabajar? ¡Menudo problemón!
Me duele la pierna, sobre todo cuando la apoyo fuerte. Pero no dejo de correr todo el rato, más y más rápido. Sí, creo que huyo de algo.
Quiero decir que las cosas me duelen, pero sigo haciéndolas. Que me matan por dentro. Que me rompen las pelotas, la garganta, las tripas. Pero sigo haciéndolas. Porque me gustan.
No he borrado tu número de la memoria. Te llamo siempre que tengo una excusa. Voy a verte y te miro a los ojos y te hablo igual que antes, de la misma forma. Como antes, como nunca, como siempre. A pesar de todo.
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