Como he dejado de pensar, me pasan cosas raras. Por ejemplo, he perdido 70 euros, no sé dónde han ido a pasar. No sé en qué tienda los he dado en lugar de pagar 7, 2 o 14 euros. He olvidado meter la primera. No una vez. Si no que he olvidado cómo se mete la primera. Así que salgo siempre en segunda. Menos mal que mi coche puede. De momento. Amenaza con romperse en cualquier momento.
Tampoco sé ya cómo se usa el móvil. Quiero enviar mensajes, pero no hay manera. Todos me salen raros. No sé en qué idiomas los escribo. Así que si tú los recibes (he olvidado tu número) supongo que no podrás entenderlos.
También he olvidado cómo se lee. Y lo malo de eso es que me paso todas las señales de tráfico interesantes. Como club Leo, tres próximas salidas.
Tengo un horrible dolor de cabeza, pero como no pienso, no puedo tomarme nada. A saber qué narices me tomaría. Puedo acabar intoxicado. O curado de mi infección venérea.
He dejado de pensar en la siguiente cerveza y disfruto esta como si fuera la última. Le enseño el truco a Felipe, pero no lo coge, no lo coge.
Por otra parte es muy cómodo, porque no pienso en ti.
Mi desprestigiada memoria
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