Como pringado que soy me ha pasado muchas veces. Aún así no termino de acostúmbrame. Las mujeres, esos grandes desconocidos, me han puesto multitud de excusas para darme esquinazo.
Desde el típico, tengo que lavarme el pelo, es que mi madre no me deja, mi novio se enfada, mi prima no tiene pareja y no le gustan tus amigos, tengo las uñas recién pintadas, no tengo nada que ponerme, y muchas, muchas, muchas más. De hecho podría yo solo escribir un libro con estas excusas.
Una de mis favoritas es, mira es que tengo un novio en Jerez, y yo, ingenuo, pregunté, ¿cómo se llama? José, ah, y de qué trabaja, es carpintero, no tendrá un hijo que se llame Jesús dije yo, no, no lo tiene, a lo que contesté, pues mira yo te lo hago y dices que ha sido el espíritu santo. La hostia aún me duele. Pero mis argumentos eran buenos.
Otra fue esta. No puedo quedar contigo porque se me duerme la lengua. Yo miré incrédulo y me dijeron: la lengua es un músculo también puede dormirse, ahora puse cara interesante y dije: y qué estabas haciendo. Y ella dijo: nada que te vaya a hacer a ti. Y se piró.
Pero creo que hoy me han dado la excusa definitiva: tía, qué tal si nos vemos, no puedo, tengo gripe A, ¿Gripe A? genial así me la pegas, no voy a currar y además me inmunizo, es que tengo fiebre, pues te hago sudar y se te quita, es que me duele todo, pues yo soy tu aspirina, es que, es que, es que me van a poner en cuarentena, bueno, pues así yo te hago compañía, y ya la mujer, un poco harta de mi falta de entendimiento dijo: mira no tengo gripe A, pero voy a ver si me la pegan y me muero para no verte más. Y ahí se acabó nuestra historia de amor.
Total, que estoy salido y no sé cómo solucionarlo.
Desde el típico, tengo que lavarme el pelo, es que mi madre no me deja, mi novio se enfada, mi prima no tiene pareja y no le gustan tus amigos, tengo las uñas recién pintadas, no tengo nada que ponerme, y muchas, muchas, muchas más. De hecho podría yo solo escribir un libro con estas excusas.
Una de mis favoritas es, mira es que tengo un novio en Jerez, y yo, ingenuo, pregunté, ¿cómo se llama? José, ah, y de qué trabaja, es carpintero, no tendrá un hijo que se llame Jesús dije yo, no, no lo tiene, a lo que contesté, pues mira yo te lo hago y dices que ha sido el espíritu santo. La hostia aún me duele. Pero mis argumentos eran buenos.
Otra fue esta. No puedo quedar contigo porque se me duerme la lengua. Yo miré incrédulo y me dijeron: la lengua es un músculo también puede dormirse, ahora puse cara interesante y dije: y qué estabas haciendo. Y ella dijo: nada que te vaya a hacer a ti. Y se piró.
Pero creo que hoy me han dado la excusa definitiva: tía, qué tal si nos vemos, no puedo, tengo gripe A, ¿Gripe A? genial así me la pegas, no voy a currar y además me inmunizo, es que tengo fiebre, pues te hago sudar y se te quita, es que me duele todo, pues yo soy tu aspirina, es que, es que, es que me van a poner en cuarentena, bueno, pues así yo te hago compañía, y ya la mujer, un poco harta de mi falta de entendimiento dijo: mira no tengo gripe A, pero voy a ver si me la pegan y me muero para no verte más. Y ahí se acabó nuestra historia de amor.
Total, que estoy salido y no sé cómo solucionarlo.
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