Me cuesta no ser bueno. Intento por todos mis medios ser malo. A las mujeres les privan los hombres malos, los que las hacen sufrir, los que las hacen sentir una vida perra, los que las hacen llorar.
Intento ser duro, ser fuerte. Con ellas también. Robar caramelos a los niños. Pero luego se me olvida mi propósito y voy al kiosko y compró caramelos de más. Y los reparto. Intento acabar con los ancianos. Ponerles zancadillas a sus tres píes. Pero no me sale y cuando veo a uno que quiere cruzar la calle yo le acompaño. A mitad de la calle intento dejarle ahí, solo, para que un coche haga el trabajo sucio. Pero no puedo. Porque me hablan de sus nietos y sus perros y me pongo tierno.
Por lo tanto soy bueno porque no puedo ser malo. Si pudiera ser malo lo sería. Robaría todo lo posible. Castigaría a todo el mundo. Y más a las mujeres. Que por tanto me amarían locamente.
Pero como no puedo ser malo, tengo que ser bueno. Y he decidido entregarme a la bondad con todo mi corazón. Pasear perros. Cuidar ancianos. Hacer sonreír a los niños. Dar de comer al hambriento. De beber al sediento.
No creo que aún así me gane el cielo. Tengo muertos escondidos en mi armario. Pero al menos estoy siendo como debo ser. Como dice mi naturaleza. Miro a Felipe llevarse las vueltas de la mesa de al lado. Le echo la bronca. Pero por dentro sonrío. Al menos soy malo vicariamente.
Intento ser duro, ser fuerte. Con ellas también. Robar caramelos a los niños. Pero luego se me olvida mi propósito y voy al kiosko y compró caramelos de más. Y los reparto. Intento acabar con los ancianos. Ponerles zancadillas a sus tres píes. Pero no me sale y cuando veo a uno que quiere cruzar la calle yo le acompaño. A mitad de la calle intento dejarle ahí, solo, para que un coche haga el trabajo sucio. Pero no puedo. Porque me hablan de sus nietos y sus perros y me pongo tierno.
Por lo tanto soy bueno porque no puedo ser malo. Si pudiera ser malo lo sería. Robaría todo lo posible. Castigaría a todo el mundo. Y más a las mujeres. Que por tanto me amarían locamente.
Pero como no puedo ser malo, tengo que ser bueno. Y he decidido entregarme a la bondad con todo mi corazón. Pasear perros. Cuidar ancianos. Hacer sonreír a los niños. Dar de comer al hambriento. De beber al sediento.
No creo que aún así me gane el cielo. Tengo muertos escondidos en mi armario. Pero al menos estoy siendo como debo ser. Como dice mi naturaleza. Miro a Felipe llevarse las vueltas de la mesa de al lado. Le echo la bronca. Pero por dentro sonrío. Al menos soy malo vicariamente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario