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martes, julio 28, 2009

SÓLO HAY UN PROBLEMA

Hay mucha gente interesante en la piscina de nuestro hotel. No sólo la mujer fatal que se pasa el día con Felipe. Ni el padre de familia que mete tripa durante horas para ver si consigue que se fijen en él las mujeres jóvenes que ni siquiera saben que existe. Ni los chavalitos que se han pasado el año en el gimnasio y que ahora esperan resultados y estos no llegan, porque se han pasado el año en el gimnasio y cuando las chicas les hablan ellos mueven los bíceps, pero no saben contestar.
También me he hecho un amigo. Cuando me ve de lejos me dice, Eh, Rodríguez, qué hacemos hoy. Y yo le digo, Eh, López, hoy toca tumbona y cerveza. Y así nos pasamos los días entre tumbona y cerveza, hablando de fútbol y de borracheras míticas y de comilonas.
Cuando pasa mucho tiempo, nos vamos a comer y comemos como auténticos bárbaros. Los digo porque sólo comemos carne y con cerveza. Si en vez de ya asada la tuviéramos que coger directamente del fuego, seríamos igualitos a los bárbaros.
López y yo vamos juntos a todas partes. Y siempre con la cerveza en la mano. El único defecto que yo le veo es que no me sigue mucho el juego con las mujeres. Yo les grito mis lemas habituales, Te comía hasta las uñas de los píes, y él nada de nada.
El otro día López se puso serio y me miró a los ojos, Rodríguez, estoy enamorado de ti, me gustaría salir contigo. Yo le respondí, encantado tío, de salir contigo, pero sólo hay un problema, yo no soy gay. Así que salimos juntos pero sin mariconadas.

Tumbonas

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