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sábado, julio 04, 2009

BATALLA

Lo había asumido desde muy joven. No pertenecía al grupo de los triunfadores, de los que ganaban siempre o casi siempre. No tenía el aspecto adecuado. Ni el don de gente. Ni la inteligencia práctica necesaria para triunfar.
Así pues era un perdedor, pero un perdedor resignado, que sabía que ese era su papel y lo asumía sin más, sin problemas, sin quejas al destino, a Dios, a la vida. Las cosas son como son. Cuando podamos cambiarlas lo haremos, mientras tanto, resignación, calma.
Sabía que su vida sería ir de derrota en derrota hasta la derrota final, aunque tenía alguna esperanza de que todo cambiara, de poder hacerlo cambiar, e ir de derrota en derrota hasta la victoria final. Se confesaba como un iluso.
Había días que se levantaba cansado de perder y se repetía el mismo lema una y otra vez “hoy quiero ganar una batalla, sólo una, para empezar”. Estaría tan bien ganar aunque fuera una vez. Una batalla pequeña. No sabía cómo sería esa batalla. Pero una. Qué sabía. Podía ser un beso. O una caricia. O en las sábanas de su cama una mujer. O demostrarse mejor que los ganadores oficiales.
No sabía. Pero una. Una batalla. Y así empezar. Aunque eso significara no volver a ganar. O volver a hacerlo mucho después. Ganar una vez. A la vida. El destino. Lo establecido.
Pero sabía que era imposible. Difícil. Si la hubiera sólo habría una victoria. La primera y la última. Y quería guardarse ese momento y de momento disfrutar sólo pensándolo.

Lucha contigo. Gana una batalla, sólo una pa empezar.

1 comentario:

Castorin dijo...

Rubén, buen microrrelato.
Me recuerda bastante al libro: "La senda del perdedor", de Charles Bukowski.

Si no lo has leído,te lo recomiendo encarecidamente.

Un cordial saludo, nos leemos.