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sábado, junio 27, 2009

RULETA

Y con todo lo que me había costado olvidarla, dejarla de lado, dejar de pensarla, de verla, de quererla. Con todo eso, ahora me daba cuenta de lo que había sido yo entonces, de lo que había pasado en mí y por mí entonces.
Mientras estaba enamorado de ella estaba protegido. Estaba bajo su paraguas. Todo lo suyo era lo importante. Pensaba en ella. La veía a ella. Todas las demás eran un complemento. Una base de comparación con ella. Una mala copia, o buena eso depende, de ella.
Estaba protegido por ella, con ella. Porque estaba enamorado de ella y no tenía que buscar más. No tenía que preguntar, ni aventurarme, no tenía que mirar a las otras y pensar cómo buscarlas el lugar adecuado, sus virtudes, sus defectos. Sopesar.
Perdía, claro, el placer del tonteo. Al menos consciente. Pero ganaba la seguridad de no hacer nada, de no tener nada en qué pensar, ni que admirar, nada que ver, ni que esperar. Nada que pretender.
Ahora, ya sin ella, todas las demás son un peligro, una posibilidad. Estoy con un arma cargada en la mano. Un arma que en cualquier momento puede dispararse y darle a cualquiera. A una que viera por la calle. A una con la que hablara en un bar. A cualquiera.
Cualquiera puede ser la siguiente. La próxima de la que me enamore. Y en todas veo opciones. Y todas son un peligro. Es una tómbola en la que todas juegan. Y a pesar de que yo no apuesto, no quiero apostar, no quiero que ruede la ruleta, ella rueda y a cualquiera puede disparársele la pistola.
Cualquiera será la siguiente, y no sé cómo hacer para que no sea así. Cualquiera. A pesar de que yo no quiero. Cualquiera. Y vendrá. Por más que yo me esconda. Por más que yo lo niegue.

Ruleta rusa, en cualquier momento

1 comentario:

Selene dijo...

El subidón de sentir como el gatillo golpea en el tambor vacío, el nudo que sientes esperando que el dedo no resbale y entre chupito y chupito, más borracho/a giras el tambor y vuelves a disparar.
Emocionante, peligroso. El riesgo o la esperanza de que quizás la próxima vez no fallaras.