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sábado, junio 06, 2009

HOMBRE BUENO

Era un hombre bueno. O eso decía todo el mundo de él. Nunca nadie le había visto hacer algo inapropiado, algo ilegal, amoral. Nunca nadie le había visto. Sus vecinos decían de él que era un encanto. Les ayuda a subir las bolsas. No hacía ruido. No molestaba.
Era educado. No simpático. Pero sí educado. Los que más le conocían le creían incapaz de una maldad planeada. De hacer ningún daño a nadie. Los que más le conocían le sabían incapaz de muchas cosas. Los que más le conocían no le conocían.
En las noticias todo el mundo decía estar sorprendido por lo sucedido. No era posible. Cómo era posible. Era un hombre bueno. Netamente bueno. Se descubrieron sus donaciones a obras benéficas. Algunos sabían de su altruismo. Lo conocían perfectamente. Pese a que él lo ocultaba.
Lo ocultaba. Todo lo ocultaba. No era que fingiera. Era sólo que ocultaba lo que era. Quienes más cerca de él, aquellas mujeres, habían estado sabían que se ocultaba siempre. Que no dejaba ver quien era en realidad. Como si hubiera en él algo malo. Algo inconfesable. Pero no algo malo. Más una pena. Un trauma.
Cuando se supo quién era en realidad, o quién era en su otra vida, él era en realidad él, nadie le creyó capaz de aquello. Tanto sufrimiento. Tanta sangre. No parecía ese hombre. No era ese hombre. No podía ser ese hombre. Tanta gente no podía estar equivocada.
Era un hombre bueno. Y como todos también tenía un lado malo.

Calma y tempestad

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