Mi cabeza soy yo, lo que pienso, lo que recuerdo, lo que me invento. Eso soy yo. Mi cabeza tiene compartimientos donde voy guardando las cosas. Tiene dentro miles de nombres, de adolescentes, ancianos, mujeres y hombres. Por eso a veces los confundo o me los invento. Por eso a veces sorprende que diga el nombre de alguien que nadie más recuerda.
Tiene montones de poemas y canciones, datos absurdos (esto lo sabéis, lo habéis sufrido, otro dato absurdo más, Sara significa princesa, no es una flor, no es una Jara, no ha evolucionado desde nada, pero ya sabéis, a veces es mejor callarse), frases que me salen solas y que no son mías y otras que sí son mías aunque no lo parecen.
Mi cabeza funciona de maneras absurdas. Cuenta cosas sin motivo. Uno, dos, tres,… hace sumas de cosas aleatorias a una velocidad que a veces me asusta. Funciona de una manera que tal vez no comprendáis. Dicen que tengo mucho mundo interior. Lo que viene a ser que me falta mundo exterior. Y me sobran muchas tonterías.
Si me gusta una mujer se me nota enseguida. No sé por qué. Pero se me nota. Nunca me acerco a una mujer con ánimo de vencer. Nunca me pasa. Lo dije ayer. Porque no puedo vencer. No sólo por mis limitaciones físicas. También por las mentales. No puedo acostarme con ella si no la quiero, aunque sea de una forma no definitiva. Lo contrario me hace sentirme culpable. Y el sexo se vuelve una pena y una condena y soy todo arrepentimiento.
Funciona también así: no quiero querer a nadie. Y si no quiero querer a nadie no puedo acostarme con nadie, porque evidentemente no la quiero. Con lo cual estaré sólo hasta que quiera a alguien, hasta que quiera querer a alguien. Y no quiero querer a nadie.
Funciona así: sin amor no hay sexo. No quiero amor, tendré que vivir sin sexo.
Tengo más razones, tengo más cosas en la cabeza, más funcionamientos extraños, que no puedo comprender yo tampoco. A los que estoy buscando explicación. Los iré contando según vaya encontrando, si la encuentro, la explicación.
Tiene montones de poemas y canciones, datos absurdos (esto lo sabéis, lo habéis sufrido, otro dato absurdo más, Sara significa princesa, no es una flor, no es una Jara, no ha evolucionado desde nada, pero ya sabéis, a veces es mejor callarse), frases que me salen solas y que no son mías y otras que sí son mías aunque no lo parecen.
Mi cabeza funciona de maneras absurdas. Cuenta cosas sin motivo. Uno, dos, tres,… hace sumas de cosas aleatorias a una velocidad que a veces me asusta. Funciona de una manera que tal vez no comprendáis. Dicen que tengo mucho mundo interior. Lo que viene a ser que me falta mundo exterior. Y me sobran muchas tonterías.
Si me gusta una mujer se me nota enseguida. No sé por qué. Pero se me nota. Nunca me acerco a una mujer con ánimo de vencer. Nunca me pasa. Lo dije ayer. Porque no puedo vencer. No sólo por mis limitaciones físicas. También por las mentales. No puedo acostarme con ella si no la quiero, aunque sea de una forma no definitiva. Lo contrario me hace sentirme culpable. Y el sexo se vuelve una pena y una condena y soy todo arrepentimiento.
Funciona también así: no quiero querer a nadie. Y si no quiero querer a nadie no puedo acostarme con nadie, porque evidentemente no la quiero. Con lo cual estaré sólo hasta que quiera a alguien, hasta que quiera querer a alguien. Y no quiero querer a nadie.
Funciona así: sin amor no hay sexo. No quiero amor, tendré que vivir sin sexo.
Tengo más razones, tengo más cosas en la cabeza, más funcionamientos extraños, que no puedo comprender yo tampoco. A los que estoy buscando explicación. Los iré contando según vaya encontrando, si la encuentro, la explicación.
(También tiene mucho sueño, por eso este blog es mucho menos interesante o peor últimamente).
Interior de una cabeza
1 comentario:
Al menos reconoces lo de que el blog es menos interesante cuando tu escribes..........
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