Mi primo que era un bruto, y también un poquito sabio, me decía siempre a mí, que también soy un poquito bruto, que no me comiera mucho los circuitos por una mujer, que no merecía la pena.
¿Tú qué haces cuándo te gusta una mujer? Y él me decía, Voy y le pido precio. Yo me atrevía a tanto con las mujeres que me gustaban, pero acababa por una razón difícil de explicar haciendo siempre el tonto.
Ni siquiera cuando ya las tenía y sabía que eran mías y serían mías acababa fastidiándola, por falta de relajación, por querer parecer siempre agradable, simpático, divertido y más cosas que en realidad no soy ni seré nunca.
Sé tú mismo me decían, pero es que yo mismo soy un imbécil de tomo y lomo.
Total, que el consejo de mi primo me parece cada vez mejor y voy a ir por la calle un poco como Torbe y otro poco como mi primo preguntado a las mujeres que me parezcan atractivas, ¿oye cuál es tu precio?
He entrenado y ya corro muy rápido.
¿Tú qué haces cuándo te gusta una mujer? Y él me decía, Voy y le pido precio. Yo me atrevía a tanto con las mujeres que me gustaban, pero acababa por una razón difícil de explicar haciendo siempre el tonto.
Ni siquiera cuando ya las tenía y sabía que eran mías y serían mías acababa fastidiándola, por falta de relajación, por querer parecer siempre agradable, simpático, divertido y más cosas que en realidad no soy ni seré nunca.
Sé tú mismo me decían, pero es que yo mismo soy un imbécil de tomo y lomo.
Total, que el consejo de mi primo me parece cada vez mejor y voy a ir por la calle un poco como Torbe y otro poco como mi primo preguntado a las mujeres que me parezcan atractivas, ¿oye cuál es tu precio?
He entrenado y ya corro muy rápido.
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