Todos lo sabemos aunque no lo confesemos. Hay técnicas masturbatorias que no salen bien. No en plan Kung fu. Pero casi. Nadie llega a ahogarse o a cortarse la circulación en la parte importante atándose cosillas. Pero hay momentos en que nada sale bien, ni siquiera eso.
Luego está el día en que quieres inventar, y piensas, ¿y si? Es un pensamiento peligroso el ¿Y si? Porque puede llevarte por caminos complicados. Evidentemente es el camino para que progrese la especie y la realidad, pero también es el camino para joderte todo. Incluso la vida.
Si no existiera ese ¿y si? Nadie nunca se hubiera comido un pulpo. Y tampoco a nadie se le hubiera ocurrido la técnica del calcetín. Sin el pulpo la especie humana hubiera perdido mucho. Sin la técnica del calcetín no nos hubiera pasado nada.
Ese momento en que un hombre aburrido cogió el pulpo movido por el hambre o la curiosidad, o el otro momento en que un hombre aburrido cogió el calcetín movido por el ardor o la curiosidad se parecen mucho.
Explorar la vida como explorar nuestro cuerpo. Aunque yo, humildemente, soy partidario de explorar cuerpos ajenos, es menos doloroso (como regla general) aunque seguramente también mucho menos placentero.
Mientras, por el mundo, seguro que hay un hombre y/o una mujer en busca de la técnica perfecta. Si la encuentra que la cuente. Yo, no pienso buscarla.
Luego está el día en que quieres inventar, y piensas, ¿y si? Es un pensamiento peligroso el ¿Y si? Porque puede llevarte por caminos complicados. Evidentemente es el camino para que progrese la especie y la realidad, pero también es el camino para joderte todo. Incluso la vida.
Si no existiera ese ¿y si? Nadie nunca se hubiera comido un pulpo. Y tampoco a nadie se le hubiera ocurrido la técnica del calcetín. Sin el pulpo la especie humana hubiera perdido mucho. Sin la técnica del calcetín no nos hubiera pasado nada.
Ese momento en que un hombre aburrido cogió el pulpo movido por el hambre o la curiosidad, o el otro momento en que un hombre aburrido cogió el calcetín movido por el ardor o la curiosidad se parecen mucho.
Explorar la vida como explorar nuestro cuerpo. Aunque yo, humildemente, soy partidario de explorar cuerpos ajenos, es menos doloroso (como regla general) aunque seguramente también mucho menos placentero.
Mientras, por el mundo, seguro que hay un hombre y/o una mujer en busca de la técnica perfecta. Si la encuentra que la cuente. Yo, no pienso buscarla.
Sí amigos, esto es lo que comemos
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