Se habían conocido… en realidad no se habían conocido, no se conocían. Mantenían una relación a distancia, o como se llamase. Hablaban por los nuevos medios, por internet, se dejaban correos electrónicos, mensajes en el móvil.
Se contaban muchas cosas. Unas ciertas. Otras pura invención. Pura mentira. Se contaban las cosas pequeñas y las más grandes. Lo que podían. Su gran entretenimiento era contar, narrar y era recibir las conversaciones, leer, escuchar.
Sabían sus nombres verdaderos. Y los falsos. Tenían una vida aparte del mundo. Con sus códigos y sus privacidades. Pero nada era cierto.
Ella le contaba sus cosas. Él las escuchaba. Y la creía. Pero nada era cierto.
Ella inventaba su vida al contársela. Y él lo sabía. Y hacía que lo creía. Vivían en esa mentira. Vivían sabiendo que interpretaban una novela, un papel, que eran, sabiéndolo fehacientemente, personajes de una obra de ficción.
Ella le contaba sus mentiras, su vida falsa. Unas veces triste. Otras excitante. Otras ni lo uno ni lo otro. Él hacía que la creía. Y realmente no podía vivir sin esas historias, sin esas invenciones que hacían la vida mucho más entretenida.
Y así fue, durante mucho mucho tiempo.
Se contaban muchas cosas. Unas ciertas. Otras pura invención. Pura mentira. Se contaban las cosas pequeñas y las más grandes. Lo que podían. Su gran entretenimiento era contar, narrar y era recibir las conversaciones, leer, escuchar.
Sabían sus nombres verdaderos. Y los falsos. Tenían una vida aparte del mundo. Con sus códigos y sus privacidades. Pero nada era cierto.
Ella le contaba sus cosas. Él las escuchaba. Y la creía. Pero nada era cierto.
Ella inventaba su vida al contársela. Y él lo sabía. Y hacía que lo creía. Vivían en esa mentira. Vivían sabiendo que interpretaban una novela, un papel, que eran, sabiéndolo fehacientemente, personajes de una obra de ficción.
Ella le contaba sus mentiras, su vida falsa. Unas veces triste. Otras excitante. Otras ni lo uno ni lo otro. Él hacía que la creía. Y realmente no podía vivir sin esas historias, sin esas invenciones que hacían la vida mucho más entretenida.
Y así fue, durante mucho mucho tiempo.
Chateando
1 comentario:
Es como seguir una novela en primera persona.
Y, si, es divertido y emocionante la espera a la llegada de esa nueva misiva o esa llamada.
Da mucho juego.
Publicar un comentario