Publicidad

sábado, mayo 02, 2009

LA ESTRATEGIA DEL BOTÓN

Después de todo, de la noche tan larga, de haberse conocido en todos los aspectos, de haber hablado, de haber hablado mucho, mucho, contando cosas tontas y cosas no tan tontas, cosas hasta importantes, los dos hablaban en la cama. Se reían en la cama. Comentaban la forma de conocerse, lo que tal vez les había hecho conocerse e irse juntos. (Tal vez, porque en uno de ellos existía la idea de que todo está en cierta forma predestinado, que todo sucede porque tiene que suceder, porque algo fuerza a que suceda).
Ha sido el botón, ese botón, el que te queda por debajo del escote, el que sujeta el escote. Ha sido ese botón el que me ha llamado, el que me ha hecho fijarme bien en ti. Me ha hecho fijarme en tus ojos (también en tus pechos, pero como no me gusta mirar a los pechos he subido la mirada más arriba y he mirado tus ojos y tu nariz y tu boca, y todo lo demás).
Sirve para eso, para que miréis dónde debéis mirar, miréis los pechos o como tú (aunque tú eres el primero que lo hace) miréis más arriba, me miréis la cara. Y hay otro botón importante que está más abajo, que deja un poco al descubierto el ombligo, aunque luego se tapa con la camiseta. Ese botón también es muy importante.
Ese no lo he mirado. No lo he visto. Cuando he visto el otro botón he decidido que si esta noche intentaba algo con alguien sería contigo. Con alguien que deja ese botón en ese sitio. Porque parece muy inteligente dejar ese botón en ese sitio y hacer mirar ahí y luego a otro sitio. Porque parece pensado.
Siguieron riendo. Hablando.

Botones, estrategias.

No hay comentarios: