En aquel lugar del que nunca nadie habría de recordar el hombre dejó nuestro hombre algo más importante que la vida, más importante que su sangre, su nombre o su honor, más importante que él mismo y todo lo que durante el resto de su vida haría.
En aquel lugar al que nunca habría de volver el hombre y el resto de sus compañeros habrían de dejar algo más que sudor o sangre u otros restos orgánicos. Más importante que sus miembros o sus fortunas o sus amores.
En aquel lugar extraño que nunca nadie ha vuelto a nombrar habrían todos ellos, los unos y los otros, de dejar mucho más que el tiempo o el esfuerzo, más que la historia o la leyenda, más que su talento o su inteligencia.
En aquel lugar que ahora no es más que un gran cementerio como son en todo caso todos los lugares de la tierra, dejaron a la vez todos todo lo que tenían lo que querían y lo que serían, lo que podrían haber sido y lo que nunca fueron y lo que sí fueron y lo que dejaron de ser.
En aquel lugar en el que no pasó nada de nada se quedó eso y todo lo demás que no sé nombrar. En aquel lugar hubo un día un templo. En aquel lugar hubo una llama que no dejaba de quemar. Y una historia que se puede y se puede contar. En aquel lugar los dioses se reunieron. En aquel lugar destruido hubo un día tantos gritos de felicidad y de angustia que es mejor que no diga nada más.
En aquel lugar al que nunca habría de volver el hombre y el resto de sus compañeros habrían de dejar algo más que sudor o sangre u otros restos orgánicos. Más importante que sus miembros o sus fortunas o sus amores.
En aquel lugar extraño que nunca nadie ha vuelto a nombrar habrían todos ellos, los unos y los otros, de dejar mucho más que el tiempo o el esfuerzo, más que la historia o la leyenda, más que su talento o su inteligencia.
En aquel lugar que ahora no es más que un gran cementerio como son en todo caso todos los lugares de la tierra, dejaron a la vez todos todo lo que tenían lo que querían y lo que serían, lo que podrían haber sido y lo que nunca fueron y lo que sí fueron y lo que dejaron de ser.
En aquel lugar en el que no pasó nada de nada se quedó eso y todo lo demás que no sé nombrar. En aquel lugar hubo un día un templo. En aquel lugar hubo una llama que no dejaba de quemar. Y una historia que se puede y se puede contar. En aquel lugar los dioses se reunieron. En aquel lugar destruido hubo un día tantos gritos de felicidad y de angustia que es mejor que no diga nada más.
Heroico y fantástico lugar
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