En una época como esta en la que disponemos de todo lo posible para estar continuamente conectados a todo: la actualidad, la bolsa, los otros, sucede sin embargo que hay más que nunca problemas de comunicación. O de incomunicación.
Mi gran referente cultural, Homer Simpson, dice que el problema de las parejas es la comunicación: “Demasiada comunicación”. Y tal vez no se equivoque el bueno de Homer al decirlo.
Mi gran referente cultural, Homer Simpson, dice que el problema de las parejas es la comunicación: “Demasiada comunicación”. Y tal vez no se equivoque el bueno de Homer al decirlo.
Ahora mismo una persona cualquiera dispone de un teléfono fijo, un teléfono móvil, un ordenador personal, una conexión a internet, un ordenador portátil, puede que de una PDA y sabe Dios qué más. Y aún así eso no sirve más que para no comunicarse.
No ya porque la comunicación se haya vuelto repetitiva a través de estos medios (es una comunicación muy, muy repetitiva, entrad en un chat si no, veréis lo que es repetirse una y otra vez) sino porque realmente uno no se comunica, simplemente intercambia frases vacías con otros.
No ya porque la comunicación se haya vuelto repetitiva a través de estos medios (es una comunicación muy, muy repetitiva, entrad en un chat si no, veréis lo que es repetirse una y otra vez) sino porque realmente uno no se comunica, simplemente intercambia frases vacías con otros.
La comunicación no va en función de las palabras que decimos sino de la información que estas contienen. Y la mayor parte de las veces nuestras palabras están vacías, no dicen nada, no sirven para comunicar. Y estos medios de comunicación personal no hacen más que aumentar esa sensación de vacuidad que contienen nuestras palabras y las palabras de todos.
También sucede esto ante personas, cara a cara, pero menos. Cara a cara es más difícil la abstracción, al menos con las personas con las que queremos comunicarnos. Un simple gesto de la mano, una mirada cómplice puede decir mucho a una persona que nos conoce, incluso a una desconocida.
También sucede esto ante personas, cara a cara, pero menos. Cara a cara es más difícil la abstracción, al menos con las personas con las que queremos comunicarnos. Un simple gesto de la mano, una mirada cómplice puede decir mucho a una persona que nos conoce, incluso a una desconocida.
Pero hablábamos de los nuevos medios de comunicación personal y de su capacidad para no comunicar. Y también para impedir la otra comunicación, la comunicación cara a cara. Es decir, la comodidad de esconderse detrás de un apodo o de una pantalla que te da intimidad te quita sin embargo la cercanía. Y acaba dando pereza trabajar los viejos hábitos: dar un paseo, quedar, encontrarse simplemente y tomarse algo tranquilamente.
Llegados a este caótico punto cabe decir: apagad el ordenador y lanzaros a la vida analógica, es mucha más divertida, las cosas en ellas no sólo parecen reales, sino que la mayor parte de las veces lo son.
Llegados a este caótico punto cabe decir: apagad el ordenador y lanzaros a la vida analógica, es mucha más divertida, las cosas en ellas no sólo parecen reales, sino que la mayor parte de las veces lo son.
Comunicando, comunicando, comunicando...
3 comentarios:
Es verdad. Sabes, creo que hoy mismo cerramos el blog, y el que quiera escuchar los posts de viva voz, que vaya al... Carambola, por ejemplo. De 00:00 a 06:00
Estoy de acuerdo contigo, donde este una buena conversacion tomando unas cañas que se quite todo lo demas, sin embargo debo reconocer que gracias a las nuevas tecnologias hay cosas que son mas faciles a mi por ej. me ha venido bien para conoceros un poquito mejor. A mi eso me gusta.
Nunca nada es irremplazable, y tanto encanto tiene una conversación vía messenger, que unas miradas cara a cara... el trupo radica en encontrar el encanto a cada trocito de la vida
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