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domingo, enero 18, 2009

SIN DORMIR

La noche fue larga. Daba vueltas y vueltas en la cama. Pensaba en ti. No dormía. Yo la sentía, la veía hacerlo. Me hacía el dormido. No quería verlo. No pensaba verlo.
Hacía tiempo que lo sabía. Que no dormía pensando en ti. En si la querías o no. En si ibas a estar para ella el día siguiente. En si iba a ser capaz de escaparse de mí (eso ella lo pensaba, pero yo se lo ponía fácil, era yo el que me escapaba de ella).
Pero también dormía mejor, era más feliz. Estaba radiante. Conmigo trataba de disimular. Pero nunca ha mentido bien. Yo se lo notaba. Pero cuando estaba feliz estaba tan feliz que me daba igual.
Y luego la dejaste. Y ella no podía dormir. Y a veces lloraba tratando de esconderse. Yo sabía que era por ti. Que era porque ella te quería más de lo que nunca habría de quererme a mí. Yo trataba de alegrarla, de consolarla sin que se diera cuenta de que lo hacía.
Fui a verte. Quería saber qué pensabas hacer. Tenía que saber qué iba a poder hacer yo. No tenías interés ya en ella. Te daba igual. Casi me dieron ganas de hacerte daño, daño de verdad. Pero no me gusta la violencia. Y pensé en ella.
No sé cómo voy a arreglarlo. No sé si tendré que hacerme nuevo, que inventarme otra vez. O si tendré que buscar a otro. Por eso yo tampoco duermo. Por eso las noches son largas mientras ella piensa en ti y yo en ella.


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