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sábado, junio 15, 2013

EL PENTA Y LA CHICA DE AYER, UNA RECTIFICACIÓN

Hace unos días hablaba en este blog de La Chica de ayer, la canción de Antonio Vega. En ese post hablaba del misterio de la canción, de las palabras de su letra, y de las tres personas que componían su narración. Pero varios lectores me aclararon que no había escuchado bien la canción, pues no había en ella tres personas, no había un él.

Habla Antonio Vega del Penta, un bar de Malasaña, y nunca dice «el vendrá a escuchar» sino «al Penta a escuchar». El misterio sigue vigente en la canción, pero evidentemente no en ese aspecto. Sólo hay dos personas en la canción, la chica de ayer, la de los cabellos dorados que parecen el sol y el narrador, el cantante.

El misterio se traslada por entero a la chica y su relación con el narrador. Ya no hay más personas. Pero sí está esa historia misteriosa de una chica de ayer, de una chica de cabellos dorados, una chica que el narrador amaba,aunque ahora necesita escuchar las canciones del Penta para conseguir amarla.

Esa relación misteriosa entre el cantante y la chica, esa niña que juega con las flores de su jardín, que viene demasiado tarde para que puedan jugar, abre muchas posibilidades, muchos misterios. Desde una historia de amor pasada, una historia de amor infantil que sigue vigente de una manera casi automática, hasta una relación similar a la de Lolita, con una niña con la que no se puede jugar.

El misterio está ahí. Yo con mi sordera lo hice mayor, y distinto, pero es evidente que la historia de esa chica de ayer, es misteriosa. Y el misterio hace mucho mejor al arte. Porque te hace pensarlo, participarlo y no ser sólo un espectador pasivo ante él. 

Gracias a todos los que me dijisteis que no había escuchado bien la canción. Habéis ayudado a hacer desparecer un misterio. Pero sólo uno. Gracias.



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Esto habla muy bien de ti. Hoy por hoy no es fácil tropezarse con gente humilde dispuesta a enmendar. Aquí tienes un nuevo seguidor Rubén. Saludos

Rubén dijo...

Gracias Laszlo, era necesario hacerlo, puedes equivocarte, pero no puedes dejar de rectificar si lo haces.