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lunes, junio 24, 2013

"OBRAS MAESTRAS" SIN LECTORES

Hay novelas que tienen un gran prestigio, pero que no ha leído nadie nunca. Son novelas cuyos títulos y cuyos rasgos principales todos conocen. De ellas se saben incluso episodios concretos. Pero no han sido leídas por nadie. Y además, o tal vez por eso, son consideradas como grandes novelas. Auténticas obras maestras.

No son leídas y no se puede comprobar que son lo que se dice de ellas. Pero el tópico cultural dice que lo son y por tanto han de serlo. El tópico dice también que han sido muy imitadas, que los escritores sí las han leído y las siguen y las copian.

Y mientras tanto las novelas siguen ahí, inmaculadas, sin que nadie las lea, sin que nadie las critique, porque nadie las conoce. En busca del tiempo perdido y su magdalena que evoca el tiempo que se ha ido. Ulises y su monólogo interior que no finaliza. Incluso El ruido y la furia de Faulkner o Pedro Páramo de Rulfo.Obras que se citan y que no se leen. Que se tienen por obras maestras con total respeto sin que se conozcan las razones reales para que lo sean.

Esta tendencia se repite. Y autores que suenan, cuyos nombres se conocen y se citan, se tienen por grandes, sin que tengan tanto público como se piensa. Tantos lectores como creen que merecen. Autores que se citan para demostrar qué se conoce, para demostrar que se está en la onda, para dar a conocer que se es un intelectual consciente y a la moda.

El valor real de esos autores se desconoce. Y tal vez la historia de la literatura los borre. O los convierta en marginales. Pero mientras, la élite cultural, las convierte en obras de referencia, en obras citadas y renombradas, obras compradas y paseadas, pero obras que no se leen. Aunque muchas estén en esas listas de novelas que todos leen. Que todos compran. De las mejores novelas del siglo que se fue. O de este que aún no tiene los años suficientes.





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