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miércoles, junio 19, 2013

LAS NARRACIONES ACOMPAÑAN

Borges decía que nunca estaba solo, que siempre tenía en su cabeza a la literatura, a las narraciones haciéndole compañía. Cuando se quedó ciego, Borges podía ver en su cabeza las narraciones que había leído, las que había ido almacenando, incluso las que creaba sin necesidad de escribirlas.

De una manera igual nos acompañan a los demás las narraciones. Sucede que la realidad nos sugiere continuamente situaciones que ya hemos vivido en la ficción. Con tantas fuentes emitiendo constantemente, la prensa, internet, el cine, la música, la literatura; es difícil pensar que vivimos situaciones originales.

Las narraciones nos sugieren cómo deben ser las cosas que después habremos de vivir. O modifican las que hemos vivido, modificando cómo las recordamos. Y además se inmiscuyen en la realidad de forma que una situación llama a otra que ya ha sucedido en lo imaginado.

La seducción es un gran ejemplo. Tenemos mil ejemplos anteriores. Romeo y Julieta. Don Juan Tenorio. O cualquier comedia romántica pueden darnos ejemplos de cómo podremos conseguir que la persona amada nos ame a su vez. Pero también nos da ejemplo de cómo habremos de sufrir si esa persona no nos corresponde.

Pero también la comedia. Las situaciones cómicas de la vida parecen a veces copiada de la comedia que hemos visto. El hombre que para ir al baño tiene que quitarse la camiseta, parece copiado de George el de Seinfeld. Las frases de Los Simpson se acoplan a la realidad tan bien como si hubieran sido escritas por el mejor de los guionistas.

Un hombre se enamora de una prostituta y todos recordamos Pretty Woman. Dos familias se pelean en una boda y recordamos Romeo y Julieta. Conocemos a un policía y recordamos a Maigret. Conocemos a Sara y nos suenan los Fleetwood Mac. Se nos repiten las situaciones y nos creemos Bill Murray en Atrapado en el tiempo.

Las narraciones no dejan que estemos solos, nos acompañan y se nos vienen a la cabeza ante las situaciones que ya hemos vivido en la ficción. Como si la ficción fuera un aprendizaje de la realidad. Como si fueran una compañía que no nos abandona. A pesar de nuestra ceguera.




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