Últimamente Rubén se queda dormido en el sillón del salón con la tele puesta. Se queda allí sentando viendo algo e irremediablemente se queda dormido. Laura le ve y le deja allí tranquilo. Así no molesta piensa a veces y no tengo que decirle nada ni hablarle. Rubén duerme a veces tres horas en el sillón.
Por las noches Rubén no puede dormir. Al principio esta era la razón de su siesta en el sillón. Ahora no. Ahora es al revés. Como ha dormido toda la tarde no puede conciliar el sueño por la noche.
A pesar de ello está casi siempre cansado, con mucho sueño. Cuando llega a la cama, duerme un poco pero en seguida se despierta. Cuando era soltero y le sucedía esto podía dar vueltas en la cama, hablar, levantarse y pasear o alguna otra cosa. Pero ahora, con Laura al otro lado no podía ya hacerlo. Así que se queda quieto para no despertarla.
Él no duerme. Aunque se queda durante mucho rato en un estado de duermevela muy molesto. Se suceden pensamientos con sueños y pesadillas, y más ideas inmotivadas o creadas por él. Todo mezclado se vuelve finalmente doloroso. Piensa en Laura, en su vida juntos, en cómo se conocieron, en cuánto se quisieron, en que ya no la quiere, en cómo le dirá que ya no la quiere.
Se encuentra Rubén encerrado en ese bucle de pensamientos, en saber que tiene que hacer algo y que no puede hacerlo, en que no quiere separase de Laura, porque al lado de Laura su vida ha sido feliz y fácil y sigue siendo fácil aunque no sea feliz.
Y piensa en la felicidad de Laura, en que ella debe ser feliz, en que él quiere que sea feliz. Y en que la forma mejor de que ella lo sea será decírselo. Dejar que sea feliz en otro sitio y no infeliz con él.
Esta noche es como todas las noches. Rubén se ha despertado y por suerte hoy estaba del lado de Laura. Se la ha quedado mirando un rato. Ha cerrado los ojos otro rato. Está en ese estado que no sabe bien si duerme o no. Y una idea se le ha cruzado por la cabeza. Como hace con otras tantas la ha despejado. Pero la idea ha vuelto durante la mañana. Y a la noche siguiente.
Y si Laura tampoco me quiere a mí.
Por las noches Rubén no puede dormir. Al principio esta era la razón de su siesta en el sillón. Ahora no. Ahora es al revés. Como ha dormido toda la tarde no puede conciliar el sueño por la noche.
A pesar de ello está casi siempre cansado, con mucho sueño. Cuando llega a la cama, duerme un poco pero en seguida se despierta. Cuando era soltero y le sucedía esto podía dar vueltas en la cama, hablar, levantarse y pasear o alguna otra cosa. Pero ahora, con Laura al otro lado no podía ya hacerlo. Así que se queda quieto para no despertarla.
Él no duerme. Aunque se queda durante mucho rato en un estado de duermevela muy molesto. Se suceden pensamientos con sueños y pesadillas, y más ideas inmotivadas o creadas por él. Todo mezclado se vuelve finalmente doloroso. Piensa en Laura, en su vida juntos, en cómo se conocieron, en cuánto se quisieron, en que ya no la quiere, en cómo le dirá que ya no la quiere.
Se encuentra Rubén encerrado en ese bucle de pensamientos, en saber que tiene que hacer algo y que no puede hacerlo, en que no quiere separase de Laura, porque al lado de Laura su vida ha sido feliz y fácil y sigue siendo fácil aunque no sea feliz.
Y piensa en la felicidad de Laura, en que ella debe ser feliz, en que él quiere que sea feliz. Y en que la forma mejor de que ella lo sea será decírselo. Dejar que sea feliz en otro sitio y no infeliz con él.
Esta noche es como todas las noches. Rubén se ha despertado y por suerte hoy estaba del lado de Laura. Se la ha quedado mirando un rato. Ha cerrado los ojos otro rato. Está en ese estado que no sabe bien si duerme o no. Y una idea se le ha cruzado por la cabeza. Como hace con otras tantas la ha despejado. Pero la idea ha vuelto durante la mañana. Y a la noche siguiente.
Y si Laura tampoco me quiere a mí.
1 comentario:
me pasa a menudo...es como un cuchillo que se va undiendo poco a poco,dia tras dia...la incertidumbre de dejar la armonia por la aventura...
La sangre corriendo,o fluyendo levemente...
Real hasta las lagrimas...
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