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miércoles, abril 01, 2009

INTENTO DE MONÓLOGO 1

Una vez tuve un pero. Era el perro más listo del mundo. No se crean que lo digo porque era mi perro. Mi perro era listo listo. Me hacía los deberes del colegio. Y cuando llegué a la facultad, gracias a él, por supuesto, me hacía los deberes de la facultad y me explicaba las asignaturas y me hacía resúmenes para estudiar.
Le debo lo que soy a ese perro que tuve. Era muy amable. Y muy educado. Siempre daba las gracias. Y decía hasta luego si te ibas. Me lamía la manita cuando llegaba. Nunca comía nada de la mesa. Y ladraba a los perros que lo hacían. Tenía un carácter morrocotudo con los maleducados.
Cuando notaba que las perras estaban en celo pedía permiso para cortejarlas. Yo se lo daba y él se iba a comprar flores para la perrita en cuestión. Un día se casó. Pero se divorció rápido. Por lo visto sólo era atracción sexual. Ella no tenía ninguna conversación.
Total que ahí seguíamos mi perro y yo mano a mano. Él, no le he dicho aún, se llamaba Juan y era rubio y alto, para ser un perro. Yo era bajito, moreno y gordo y todos me llamaban Bobby.
Un día me enamoré y le pedí consejo a Juan. Me dijo que lo mejor era hacer todo lo que pudiera para que ella me conociera lo menos posible. Que tenía que mentir, fingir, actuar, lo que hiciera falta vamos.
Me casé con ella, la conseguí. Y Juan no le gustaba. Pedía que lo echáramos de casa, así que la eché de casa. Ella no tenía ninguna conversación. Creo que sólo era atracción sexual.

Perro labrador, poco mordedor

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