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lunes, julio 06, 2009

ASCENSIÓN

Era la primera vez que íbamos a asistir a una subida a los cielos. Así que fuimos todos en comandita: Lila, Amanda, Zoilo, Felipe, Germán, el Profe, todos, para ver qué era eso del cielo y cómo iba a ascender a él aquel hombrecito.
Él recinto estaba lleno desde la primera hora del día. No importaba el calor. Todos vestidos como merecía la ocasión y con las ropas típicas del culto: ropa blanca, pañuelos alrededor del cuello. En determinados momentos hacían ondear esos pañuelos.
El nombre del hombrecito que iba a subir a los cielos estaba por todas partes. El nombre era gritado por todos como en un cántico ritual. Felipe y yo nos mirábamos buscando al vendedor de cerveza. Pero no vendían alcohol. Por eso no me gustan las religiones. Todo son prohibiciones.
Lo bueno era que las gradas de aquel templo estaban llenas de mujeres que gritaban el nombre del hombrecito aquel. Estaban locas de excitación. De aquello podría salir algo bueno. Germán ya había echado ficha y le habían dado un ticket para montar. Hasta Zoilo estaba triunfando. Eso es lo bueno de las aglomeraciones de mujeres salidas.
En el centro del templo hizo su presencia el dios y su discípulo. Empezaron los discursos. Muy engolados. Todas las religiones son iguales. Dicen lo mismo. Este dios decía lo mismo. Y exaltaba las virtudes del ascendido.
Lo curioso es que el resto de la gente también cantaba las virtudes de este hombrecito. Y sobre todo la prensa lo hacía. Debía haberse ganado muy claramente el cielo para que esto fuera así. Felipe volvió de la calle con un par de litronas. Ahora sí que nos íbamos a divertir.
De repente el hombrecito subió a los cielos sin que nos diéramos cuenta. ¿Cómo pasó? No lo sé, pero mira, el hombrecito lo celebraba dando vueltas en el templo y siendo aclamado por la multitud. Le arrojaban cosas. No para hacerle daño. Le cayeron encima muchas prendas de ropa interior femenina. Robamos unas cuantas para venderlas. O no.
Todo acabó con fuegos artificiales y música muy alta. Todas las religiones hacen lo mismo. Mucho ruido y pocas nueces. El hombrecito ascendido al cielo salía luego por la tele. Todo el rato.

El ascendido

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