Mateo y Rubén corren. Es una tarde soleada. Aunque es pronto. Normalmente les gusta salir más tarde. Pero hoy hay partido y ninguno de los dos quiere perdérselo. Así que han salido antes de lo normal. No siempre hablan mientras corren. Puede llegar a ser muy incómodo hacerlo. Mantener la respiración. El ritmo. Correr. Hablar.
Pero hoy sí están hablando. Muchas veces correr les estimula a hablar de filosofía. Ninguno de los dos estudió concienzudamente filosofía, pero con el común interés y el tiempo han ido leyendo muchas cosas, desarrollando muchas ideas que después han comparado y compartido.
Normalmente su tema favorito es la moral y sus consecuencias. La vida limpia. El ideal. Son los dos un poco escépticos incluso con su propia moral, saben que la tendencia del hombre es a saltarse esa moral, a contravenir las normas, a no respetarlas, incluso las creadas por él mismo.
Pero hoy el tema es la palabra. No es una discusión propiamente filosófica pero siempre van hacia el mismo tema, le dan ese enfoque. La palabra como elemento creador, como elemento inclusivo en la realidad. Lo no pronunciado no existe, pero lo dicho está ahí, es. De una manera incierta se hace real y verdadero.
Por eso el secreto. Tal vez por eso el resguardarse en el silencio. Porque lo pronunciado no es y no tenemos que evitarlo o sufrirlo. Y por eso, piensan ambos, escépticos ambos, los dos vivimos en el secreto, los dos vivimos un poco en el silencio, los dos nos mostramos tan poco.
Epicuro decía vive oculto, ha dicho Mateo. Y Rubén le ha dicho que fue él quien le dio esa cita primero. Y los dos viven un poco ocultos, incluso entre sí, incluso en su vida más cercana, la vida de pareja. Viven sin decir las cosas. Esperando el momento en que sean totalmente ciertas y verdaderas, tenga casi una consistencia palpable para decirlas. Esperan, de cierta forma, hasta que sea inevitable decir.
Pese a ello ambos confían en el otro y confían en los receptores de sus palabras, de la realidad. Saben de la importancia de ese receptor. Y son, cuando lo son, cuando el secreto, cuando la palabra ha de salir, el receptor de esa palabra.
Rubén tiene unas palabras ocultas, unas palabras que no debe contar, no de momento. Y Mateo lo sabe. Sabe que están ahí e intuye cuales pueden ser. Pero Mateo se equivoca. Por el momento Rubén lo mantendrá oculto.
Pero hoy sí están hablando. Muchas veces correr les estimula a hablar de filosofía. Ninguno de los dos estudió concienzudamente filosofía, pero con el común interés y el tiempo han ido leyendo muchas cosas, desarrollando muchas ideas que después han comparado y compartido.
Normalmente su tema favorito es la moral y sus consecuencias. La vida limpia. El ideal. Son los dos un poco escépticos incluso con su propia moral, saben que la tendencia del hombre es a saltarse esa moral, a contravenir las normas, a no respetarlas, incluso las creadas por él mismo.
Pero hoy el tema es la palabra. No es una discusión propiamente filosófica pero siempre van hacia el mismo tema, le dan ese enfoque. La palabra como elemento creador, como elemento inclusivo en la realidad. Lo no pronunciado no existe, pero lo dicho está ahí, es. De una manera incierta se hace real y verdadero.
Por eso el secreto. Tal vez por eso el resguardarse en el silencio. Porque lo pronunciado no es y no tenemos que evitarlo o sufrirlo. Y por eso, piensan ambos, escépticos ambos, los dos vivimos en el secreto, los dos vivimos un poco en el silencio, los dos nos mostramos tan poco.
Epicuro decía vive oculto, ha dicho Mateo. Y Rubén le ha dicho que fue él quien le dio esa cita primero. Y los dos viven un poco ocultos, incluso entre sí, incluso en su vida más cercana, la vida de pareja. Viven sin decir las cosas. Esperando el momento en que sean totalmente ciertas y verdaderas, tenga casi una consistencia palpable para decirlas. Esperan, de cierta forma, hasta que sea inevitable decir.
Pese a ello ambos confían en el otro y confían en los receptores de sus palabras, de la realidad. Saben de la importancia de ese receptor. Y son, cuando lo son, cuando el secreto, cuando la palabra ha de salir, el receptor de esa palabra.
Rubén tiene unas palabras ocultas, unas palabras que no debe contar, no de momento. Y Mateo lo sabe. Sabe que están ahí e intuye cuales pueden ser. Pero Mateo se equivoca. Por el momento Rubén lo mantendrá oculto.
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