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miércoles, septiembre 02, 2009

TRICICLO

Parece que últimamente lo más peligroso de las noches son las mañanas. Como la cosa se alarga y se alarga y se alarga pues llegan las noches hasta las mañanas y acabamos con las gafas de sol puestas y la misma ropa puesta y bueno, con muchas más cosas puestas, como una pequeña borrachera y un aliento que mataría un ramo de margaritas.
Y como llegamos ya a esa hora un poquito perjudicados resulta que perdemos el juicio, la razón, los motivos y la perspectiva. Hasta la cartera. O las llaves del coche. Pasó el otro día. (¿Por qué todo pasa el otro día? Me preocupa esto) Felipe estaba más allá de perjudicado.
Y le estuvieron vendiendo una moto. Que si mira que ruedas tiene. Fíjate en los faros. Mira ese acelerador. Mira como ronronea como una gatita. Mira que bien pintada está. Mira que bien te sienta. Pero, sin saber por qué, Felipe no compró.
Y la moto salió del mercado. Y de la habitación. Entonces llegó un triciclo. Y tocaba el timbre. Nadie lo vendía. Se vendía solo con golpes de timbre. Y se metía el solo donde hiciera falta. Como es un triciclo y es pequeño y manejable…
Felipe compró el triciclo. Es lo que tienen las mañanas. Si a las 12 tu nivel es un ferrari, a las 6 es un 106, a las 9 es un triciclo. ¡Cuántos triciclos se venden a esas horas!

Hermosísimo triciclo

1 comentario:

Julio Vegas dijo...

¡Pues si!