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jueves, septiembre 24, 2009

TRABAJANDO

Como catadores reales que somos tenemos algunas prebendas. Podemos ir a cualquier restaurante y no pagar. Podemos comernos cualquier cosa en cualquier lugar, sin pedir permiso, sin necesidad de cubiertos, sin guardar ningún tipo de compostura o educación. Lo importante es que catemos y que demos opinión.
Estamos comiendo como cerdos. Y estamos también engordando como cerdos. A Felipe ha habido que ensancharle tanto los pantalones que parecen dos Felipes. Cualquier cosa que su majestad quiera ingerir es probada antes por nosotros. Eso incluye también su pasta de dientes, sus cremas faciales y todo lo que se nos ocurra.
Y su majestad tiene buen gusto la verdad. Nosotros le dejamos que lo coma todo, porque, sinceramente, nosotros tenemos un paladar más bien duro y cualquier cosa nos vale. Un chicle, una pizza.
Lo que no creo es que nadie quiera envenenar al rey. Es un tío muy majo y hasta Felipe está diciendo que no es republicano, que le gusta la familia real (yo creo que lo que le gusta es la princesa, pero mejor no decirlo). Yo creo que estamos aquí para que el rey sepa a qué saben las cosas y qué está bueno y qué no.
Para nosotros casi todo está bueno. Y el rey, que es un tío muy campechano, está de acuerdo con nosotros. Podemos pasarnos la vida en este trabajo.



Corona de nuestro amigo, el rey

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