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sábado, septiembre 05, 2009

EN LA BUHARDILLA

Después de no poder escribir el poema de amor para Laura, Rubén sube muchos días a la buhardilla. Allí, objetos varios por todas partes, algunas cajas, sillones antiguos pero cómodos donde poder pasar la tarde leyendo, ha encontrado sus viejos cuadernos llenos de poemas.
Rubén no recuerda casi nada de lo que escribió y se sonroja en ocasiones de ver esas palabras que el amor, la estupidez o la imitación le hicieron escribir. Encuentra anotaciones en muchos: “mejorar” ¿Cómo hacerlo se dice ahora? “completar” tampoco eso sabría hacerlo.
Entre sus poemas se ha sorprendido encontrando muchos no dedicados a María. No recordaba haber escrito poemas para otras mujeres mientras los escribía para María. Y le ha costado encontrar los referentes reales de esas mujeres. Una era Sara. La otra era Beatriz. De otras no recuerda el nombre y no tiene más que una vaga sensación.
Los poemas, todos, tienen anotada la fecha, y ha visto que tardó dos años en escribir para otras. Y eso sin dejarlo de hacerlo para María. Hay prevalencia de una mujer morena de pelo largo y un poco encrespado, de ojos grandes y sonrisa tierna (según los poemas). Esa sin duda es Beatriz. ¿Llegó a estar enamorado de Beatriz?
Hay muchos poemas que hablan de ella. Y hablan de un amor menos encendido, más digno, más maduro que el que se percibe en los poemas dedicados a María. Es una poesía menos infantil. ¿Seguía amando a María mientras le escribía esos poemas a Beatriz? Las fechas confirman que los escribió casi todos seguidos, en un par de meses. Antes y después, incluso alguno durante, de esas fechas hay poemas dedicados a María.
¿Dejó durante un tiempo de quererla? No sabe contestar. Tal vez la pasión se pasara. Y dejara de amarla y el resto del tiempo fuera todo una pose, más poética que otra cosa, más cómoda que otra cosa. Recuerda también escarceos con otra mujer, con otras mujeres, durante esa época. Y una palabra leída en un poema le deja una sombra de respuesta. Inconstante. ¿Así era él como amante? ¿Inconstante?
Sin embargo, quiso a María, o eso cree, durante mucho tiempo. Y a Laura la está queriendo desde hace mucho. Es evidente, se dice, que no puedo quererla igual todo el rato, igual de intenso. Que además como vivo con ella a veces la odio, porque me cambia la tele o me habla cuando estoy escuchando la radio o estoy leyendo.
Rubén ha roto casi todos sus poemas. No merece la pena conservarlos, guardar todo esos papeles estúpidos, ocupar el espacio con esas palabras que no siente ya y que duda que un día sintiera.


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