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jueves, marzo 18, 2010

BENEMÉRITA

Todo este tiempo he estado andando. No por nada. No tengo ninguna razón para andar. Sólo una. Me habían quitado el carnet de conducir. No un ladrón. No. Me lo había quitado la Guardia Civil. ¿Por qué querían mi carnet de conducir? ¿No les vale el suyo? No, amigos, no seáis ilusos. Es que me lo había retirado.

Tuve un pequeño conflicto con la cerveza y el volante, así que me retiraron el carnet después de hacerme soplar. Que os digo que son un poquito capullos. Porque era evidente que yo iba borracho, ¿por qué me haces soplar tío? Además me costó un montón. ¿Habéis probado a soplar con todas vuestras fuerzas durante un minuto en un tubo? Claro, me desmayé. Y ellos se quedaron con mi carnet.

No ha sido para tanto. Han sido dos años. He caminado un montón. Me he aprendido todas las calles de la ciudad. He parado en todos los bares que antes veía desde el coche. Los he probado. Me he emborrachado vilmente y he vuelto a casa tan tranquilito. Tan feliz.

Así que he sido muy feliz sin conducir. Y yo le agradezco a la Guardia Civil que quitase el carnet. Pese a ello soy más feliz desde que los hombres de verde no están en mi camino. Yo sería feliz si pudiera vivir sin verle la cara a un Guardia Civil. Incluso a esa tan guapa que me despertó en la celda. Claro, que ahora que tengo carnet volveré a conducir. Que saquen las motos, las espadas láser y las lecheras.



Sopla, sopla que te vas a hinchar a soplar.

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