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martes, marzo 03, 2009

LAS VIDAS DE CRISTINA

De todas las vidas de Cristina la más documentada era la de las fotografías. Podía seguirse la estela de su vida a través de las fotografías e incluso de la luz del flash disparado cada vez que la cámara apuntaba.
Desde sus primeros momentos a los últimos se veía en ella la voluntad de dejar constancia de su existencia y no sólo de esta sino también de lo que esta existencia había supuesto para ella, para el entorno, para los demás.
Se la veía en fotografías. En todos los momentos. De día. De noche. En lugares probables. En los improbables. Con las compañías preferidas. Con las compañías menos recomendables. En posturas divertidas. En posturas repetidas.
Era también y por supuesto su vida más impúdica. La que mostraba a todos. La que vivía para todos. Y con todos también.
Sus fotografías contaban su historia. A veces esta historia era lo de menos. Lo importante era la voluntad de contar. Y lo que emanaba o expresaba.
La historia era a veces triste y a veces muy alegre. Como todas las historias. Hacía la comunión. Su primer viaje. Quería a sus hermanos. Compartía con amigos. Amaba a su novio. Lloraba, por dentro, la pérdida. Renacía. Volvía a caer. Volvía a levantarse. Lo mismo que todos.
No había nada de nuevo en su historia, nada único, ni siquiera los personajes, que se repetían en otras historias, abrazados en otras fotografías a otras mujeres a otros hombres. Nada original. Nada de nuevo, excepto algunas sensaciones que esas imágenes, pequeños momentos de vida, delataban.
De todas las vidas de Cristina la que contaba su historia más fielmente estaba en las sensaciones que partían de sus fotografías.

Cámara, narrador

1 comentario:

Unknown dijo...

y es que una imagen vale más que mil palabras