En una reciente conversación vía mensajes con Cristina hablábamos de la felicidad, la alegría y el pesimismo. Bueno, en realidad no exactamente, pero más o menos o con eso me quedé yo. Eso me llevó a pensar en la alegría, la alegría en la felicidad y la felicidad me trajo al recuerdo una película, El más valiente entre mil.
Es esta película un western en el que asistimos a la historia de un vaquero (Charlton Heston) que tras recibir de unos forajidos una brutal paliza y haber sido abandonado en el desierto para que muera, recibe la ayuda de una mujer viuda y su hijo, que le cuidan y le salvan. Comienza entre los tres personajes una relación de ternura y amor que se verá truncada por la vuelta de los forajidos, aunque finalmente y gracias a un despliegue de heroísmo y fuerza de Heston, y a la aparición de un grupo de buenos hombres la situación se soluciona.
Pero la parte más impactante de esta película viene al final. El héroe tras múltiples esfuerzos tiene la oportunidad de formar una familia con la mujer y el niño, tiene la oportunidad de abrazar la felicidad, pero en un arranque de miedo, marcha de nuevo con los vaqueros y deja su felicidad, la mujer y el niño abandonados. Huye de la felicidad. Tiene miedo a esa posible felicidad y finalmente huye de ella.
Si buscamos en otras películas no nos será fácil encontrar un personaje más acobardado ante la posibilidad de ser feliz. Tal vez el más parecido sea el pastor de Qué verde era mi valle. Este personaje tiene también la posibilidad de formar una familia con el personaje que interpreta Maureen O’Hara, pero ante esa posibilidad pone la excusa de su pobreza para no aceptar el amor que ella le ofrece y que él también siente por ella. Finalmente este amor nunca llega a realizarse y ella se casa con el rico heredero local.
Otro personaje de este tipo es Rick Blair el famoso personaje de Casablanca. Él también huye de la felicidad, pero de otra manera, pues él lo hace cediendo su posible felicidad a la de otro, en este caso a la de otro que es un héroe para muchos, es decir, que renuncia a su felicidad por el bien de una colectividad, lo que le hace muy diferente al vaquero de nuestra película.
Parece lo más lógico aferrarse a la felicidad una vez que al fin se ha presentado a nuestra puerta. Aún así existen muchas personas, e incluso colectivos, que tienen en el miedo a la felicidad o en el rechazo a esa felicidad una de sus condiciones vitales insoslayables. ¿De qué lado estamos? ¿De los que buscan la felicidad? ¿De los que la encuentran y se la quedan? ¿O de los que finalmente huyen de ella?
Antes de terminar un mensaje para Julio, ¿no son muchos de los héroes de los cómics como este vaquero, no huyen de la felicidad? ¿no encaja Lobezno, por ejemplo, en este tipo de personaje?
Sirva este post para reflexionar sobre un tema tan importante para el común de los mortales como es este de la felicidad. Y también para pensar que hay que volver sobre las películas del Oeste en futuros post.
Es esta película un western en el que asistimos a la historia de un vaquero (Charlton Heston) que tras recibir de unos forajidos una brutal paliza y haber sido abandonado en el desierto para que muera, recibe la ayuda de una mujer viuda y su hijo, que le cuidan y le salvan. Comienza entre los tres personajes una relación de ternura y amor que se verá truncada por la vuelta de los forajidos, aunque finalmente y gracias a un despliegue de heroísmo y fuerza de Heston, y a la aparición de un grupo de buenos hombres la situación se soluciona.
Pero la parte más impactante de esta película viene al final. El héroe tras múltiples esfuerzos tiene la oportunidad de formar una familia con la mujer y el niño, tiene la oportunidad de abrazar la felicidad, pero en un arranque de miedo, marcha de nuevo con los vaqueros y deja su felicidad, la mujer y el niño abandonados. Huye de la felicidad. Tiene miedo a esa posible felicidad y finalmente huye de ella.
Si buscamos en otras películas no nos será fácil encontrar un personaje más acobardado ante la posibilidad de ser feliz. Tal vez el más parecido sea el pastor de Qué verde era mi valle. Este personaje tiene también la posibilidad de formar una familia con el personaje que interpreta Maureen O’Hara, pero ante esa posibilidad pone la excusa de su pobreza para no aceptar el amor que ella le ofrece y que él también siente por ella. Finalmente este amor nunca llega a realizarse y ella se casa con el rico heredero local.
Otro personaje de este tipo es Rick Blair el famoso personaje de Casablanca. Él también huye de la felicidad, pero de otra manera, pues él lo hace cediendo su posible felicidad a la de otro, en este caso a la de otro que es un héroe para muchos, es decir, que renuncia a su felicidad por el bien de una colectividad, lo que le hace muy diferente al vaquero de nuestra película.
Parece lo más lógico aferrarse a la felicidad una vez que al fin se ha presentado a nuestra puerta. Aún así existen muchas personas, e incluso colectivos, que tienen en el miedo a la felicidad o en el rechazo a esa felicidad una de sus condiciones vitales insoslayables. ¿De qué lado estamos? ¿De los que buscan la felicidad? ¿De los que la encuentran y se la quedan? ¿O de los que finalmente huyen de ella?
Antes de terminar un mensaje para Julio, ¿no son muchos de los héroes de los cómics como este vaquero, no huyen de la felicidad? ¿no encaja Lobezno, por ejemplo, en este tipo de personaje?
Sirva este post para reflexionar sobre un tema tan importante para el común de los mortales como es este de la felicidad. Y también para pensar que hay que volver sobre las películas del Oeste en futuros post.
3 comentarios:
Si señor, una vez mas me quito el sombrero. Y no es por darte coba, me ha gustado mucho.Hay gente que no se para a pensar en muchas cosas.¿Que es la felicidad? Para mi, como para mucha gente, la felicidad no existe, lo que existe son puntuales momentos de felicidad que hacen de nuestra vida algo llevadero y soportable y que nos motiva para seguir buscandolos y conseguir una existencia lo mas digna posible.Una vez recomende en CREATURA a Jose Antonio Marina, en sus libros podreis encontrar buenas reflexiones sobre el tema.
Increible que mi conversación genere en ti tantos y tan variados pensamientos.
Ser feliz a veces es excesivamente complicado, aprovechemos cuando tenemos la oportunidad, sea del modo que sea
Ten en cuenta, Cristina, que esto viene de unos cuantos mensajes. Imagina cuando hablamos en vivo y en directo. Es lo que tiene tener una mente enferma que está siempre maquinando.
Publicar un comentario