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martes, febrero 05, 2008

FINALES.

Finales sí. Mañana es el final del Carnaval. Y el de la Semana Blanca. Lo sentimos por aquellos que gusten de estas animadas fiestas, pero ya es hora de volver a los rutinarios quehaceres y dejarse de tanta tontería y tanta fiesta.

Los Carnavales finalizan con el Entierro de la Sardina, no me preguntéis por qué. La cosa es que mañana será enterrada esa sardina dichosa en todos los lugares que celebran carnavales. La ilustre concejal de deportes, entre otras cosas, de Torrejón de la Calzada, Yoli para los amigos, me pidió ser uno de los curas que van abriendo o cerrando el cortejo fúnebre de la citada sardina. Y, a pesar del aprecio que le tengo, y de que según muchos ese es mi papel en esta vida, el de cura no el de enterrador, he rechazado su invitación. A mí esto del Entierro de la Sardina me recuerda a la canción infantil Estaba el señor don gato al que también llevan a enterrar, en este caso por la calle del pescado. El señor don gato resucitaba al olor de las sardinas. Pero por suerte nuestra sardina carnavalesca no resucitará.

Pero eso será mañana, hoy es aún martes de carnaval y como no puede ser de otra forma hoy recomendamos la obra de Ramón María del Valle-Inclán de nombre homónimo, Martes de Carnaval, que es en realidad el compendio de otros tres esperpentos del famoso manco. Aun a riesgo de ganarme una reprimenda de mi querida Ángela Ena, he de decir que no soy muy partidario de considerar a Valle como el gran dramaturgo español. Por supuesto era un gran literato. Pero su teatro es francamente difícil de representar pese a ser muy placentero de leer. Bien es cierto que como defiende José Monleón otros ha habido más modernos con la misma dificultad o más todavía que sí se han representado. Otro día hablaremos de este tema que da para mucho más. Hoy sólo recomendar la lectura de esta u otra obra del escritor gallego. De ir a verla al teatro habrá que olvidarse, porque no se representa.

Entierro de la Sardina. Goya.

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