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miércoles, febrero 18, 2015

UNA HISTORIA DE AMOR, CINCUENTA SOMBRAS DE GREY


Cuando las historias se hacen rutinarias, se busca otra forma de contarlas para que sigan siendo atractivas, para que sigan gustando, o para que lleguen a la gente. Se busca un punto de vista diferente o se le añaden detalles distintos o llamativos para esas historias al final sean consumidas, pese a ser las mismas de siempre.

Eso pasa con la historia de Cincuenta Sombras de Grey. Una historia de amor, de enamoramiento, en el que dos personas sienten ese amor romántico por el que muchos suspiran. Una clásica historia de chico conoce chica. Es el desarrollo de esa historia y en la culminación sexual de la misma donde hay diferencias.

Normalmente las historias de amor que se cuentan acaban antes de llegar al dormitorio. No sabemos cómo serían las relaciones que mantendrían las grandes parejas de la historia, pues nadie las ha contado, pero no entrábamos en su dormitorio. A algunas, como a Tom Hanks y Meg Ryan ni siquiera las veíamos darse un beso en Algo para recordar, una de las películas amorosas más famosas de las últimas décadas.

Esta historia de amor cuenta lo que pasa dentro del dormitorio, algo que, por lo demás puede tener mayor o menor interés para el espectador o lector, pero que es en el fondo una añadidura, como esas trabas que se ponen otras ficciones para que la pareja acabe junta, como lo es la clase social en el Diario de Noa, o la fama en Notting Hill.

Añadiduras, adornos, lacitos de envoltorio para hacer más deseable un producto que es siempre el mismo y que cuenta lo mismo. Una historia que acaba siendo una promesa o un modelo. La de un amor que no mate. 


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