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domingo, febrero 08, 2015

AMBICIÓN, PODER, TRAGEDIA, ACTUALIDAD, SHAKESPEARE


La ambición por el poder es un tema básico en la cultura humana. Incluso en los períodos más turbios e inestables el ser humano tiene la ambición de gobernar, de detentar el poder y hasta hacer ostentación de él. Períodos de guerra, de luchas, de peligro para los gobernantes no han frenado nunca a nadie en sus ambiciones.

Muchas de las grandes obras de Shakespeare tratan de esa ambición por el poder, de los recursos, dentro o fuera de ley y de la moral para conseguirlo y de cómo perpetuarse en él. Como en el juego de las sillas, estar listo para sentarte antes que tu adversario, y hacer lo posible para que este fallé, es fundamental.

El rey Lear, Julio César o el mismo Hamlet hablan de esa ambición por el poder y de aquello que los ambiciosos están dispuestos a realizar con tal de poder llegar a gobernar. Matar a la familia incluido.

Asistimos en la actualidad a juegos semejantes, a representaciones diarias, actualizadas y políticas de las obras Shakesperianas. Diversos partidos políticos tienen luchas intestinas que amenazan con hacerlos desaparecer. Partidos con promesas de tal vez llegar a gobernar. Partidas con promesas de tal vez ser importante en una posible alianza. Castillos en el aire.

Pero la condición humana, ambiciosa, con ganas de mandar, de tener razón de ser el importante, el único, tira de los hombres hasta querer deshacerse de los suyos, de sus compañeros, de aquellos que tienen las mismas ideas y han compartido las mismas luchas.

Como a Lear o a Bruto o a Claudio, el poder les ciega, y les lleva a apuñalar, mentir, engañar, envenenar, a conseguir su objetivo sin pensar en si es bueno o necesario o ético o perverso. Y los perídoicos día a día se llenan de tragedias propias del bardo inglés, tragedias actuales, que se dan a cada momento, desde antes que Shakespeare las escribiera y mucho mucho después de que lo hiciera.



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