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domingo, febrero 22, 2015

RUBÉN POZO Y LA INSATISFACCIÓN


Una de las constantes de la ficción en la vida adulta es la insatisfacción. El reflejo de esa insatisfacción, de cierto vacío vital que podría casi asimilarse al nihilismo, aparece en muchas creaciones como motivo de queja y a veces hasta de justificación por parte del autor.

Muchos intentan contar esa insatisfacción, otros la viven como una gran tragedia y la expresan con violencia o incluso con dolor hacia sí mismo, llegando incluso al suicidio. Y otros la combaten de la mejor forma que pueden. Ganivet, Larra, Bécquer, Juan Ramón, Baroja, son grandes autores de la insatisfacción, de la pérdida del tiempo o la vida en cosas que no importan lo suficiente, que no son suficiente para rellenar el interior.

Esa misma insatisfacción es un tema recurrente en las canciones de Rubén Pozo, primero con Pereza y después en solitario. Una insatisfacción que va contra sí mismo y contra el mundo y que está acompañada de comportamientos si no auto destructivos, sí comportamientos que van contra él mismo.

Tal vez el mejor ejemplo de la insatisfacción en sus canciones sea Matar al Cartero. Una canción que mezcla una fracasada historia de amor con ese vacío interior, esa insatisfacción que provoca la vida adulta con todas sus bondades y sus muchas renuncias y pérdidas.

Soledad, tristeza, vacío, búsqueda, derrota, fracaso, todo ese se mezcla en la situación. “Nada es suficiente y no sé por qué, me falta algo y no sé qué, tengo de todo, dentro de un orden, pero en el fondo nada que importe...” he ahí la insatisfacción que canta Rubén Pozo, una insatisfacción con la que es fácil identificarse porque todos la sentimos o la hemos sentido muchas veces.

En otras de sus composiciones se nota esa misma insatisfacción, de muchos tipos, vital, amorosa, laboral, sexual, que suelen acabar en fracaso y en dolor. Vamos tirando, dice la canción, como un resumen y una filosofía de la vida. Tirando, siguiendo, para ver si conseguimos esa satisfacción que se nos niega o nos negamos. Tirando contra todo, pero siguiendo, por si acaso, con tristeza, pero, al menos esta vez, sin tragedias. 



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