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domingo, febrero 15, 2015

EL CANTO DEL CISNE. EL FIN DEL CLASICISMO


El clasicismo pasó de moda de forma casi inmediata. Estábamos en el siglo XIX y los temas y los estilos del gran clasicismo, en casi todas las artes, quedaron barridos del arte. El neoclasicismo los había devuelto de una manera dogmática y la libertad del XIX con el romanticismo y la preocupación social que vino después, barrió del arte para siempre los grandes temas, sobre todo pictóricos.

Los temas mitológicos, los temas religiosos, el retrato, pasaron de moda o se reconvirtieron tan brutalmente, que casi nada quedó de ellos en lo posterior, que olvidó la pintura representativa y que avanzó en la abstracción y la interpretación del mundo más que en su representación.

En la Fundación Mapfre proponen hasta el 3 de mayo una exposición que habla sobre ese final de la pintura clásica. De ahí que la hayan llamado El Canto del Cisne, es decir, la última y tal vez más preciosista muestra de ese arte que durante tantos años llenó y llenó los cuadros de los más grandes de todas las épocas y los lugares, de Velázquez a Rubens, de Vermeer a Durero.

Cuadros cedidos por el Museo D'orsay, muestran el mundo tal cual lo soñaron los clásicos. Ninfas, dioses, cuadros religiosos, momentos gloriosos inmortalizados, todo eso podremos encontrar en el Museo que la fundación tiene en Recoletos.

Un mundo que casi se cerró en la época por imaginado y visto por aquellos que lo cerraron, que lo acabaron y que lo hicieron con toda la fuerza, expresividad y vitalidad. Podemos ver así cómo acabó un mundo, una forma de expresarse, toda una forma cultural que así acabó.


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