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miércoles, julio 17, 2013

BESANDO BESOS DE PAPEL

Me dijiste que saliste a comprarlo sólo para usarlo en las cartas. No era de un rojo intenso, era más bien granate. Ese pintalabios granate firmaba el final de tus cartas. Tres besos finales después de tu nombre. Dos difuminados y uno más firme en el centro. Tres besos finales en el final de tus cartas. Yo besaba sólo los del centro, los más firmes, los más grandes. Besaba tus labios de papel sintiendo que eran suaves como tus labios reales.

En las cartas no contabas nada especial. Llegaban cada dos días. A veces cada tres. Contabas tus días. Las escribías por la noche, cuando estabas tranquila y sola en tu habitación. Había pasado el día y me contabas lo que habías hecho, lo que había sucedido. Tus paseos por el pueblo caluroso. Tus días solitarios. Tus días locos y divertidos con tus amigas.

Yo no contestaba a tus cartas. Nunca lo había hecho y nunca lo haría. Las primeras tardé mucho en abrirlas. No quería saber nada de ti. Yo nunca lloro, pero por ti debería haberlo hecho. El primer beso a tus labios de papel lo di sin pensarlo. Luego abría las cartas no por saber de ti, sino por besar esos labios finales que tú me mandabas.

En las cartas no hablablas de él. Yo lo encontraba en las cosas que no contabas. Notaba su presencia en los huecos de la narración de tus días. Lo notaba en tu felicidad. Le agradecía que te estuviera haciendo feliz. No quería pensar que besaba tus labios de verdad, sin pintalabios, sin papel, tus labios de carne en sus labios.

Quería besar tus labios de papel, pero no quería que me mandaras más cartas. No quería saber nada de ti. Y tú te empeñabas en seguir en mi vida. Ese verano besé otros labios de carne. Labios también llenos de colores intensos. Rojos. Y rosas. Pero no tenían la suavidad de los tuyos. Ni siquiera la suavidad de tus labios de papel.

El verano pasó y dejaron de llegar cartas. Dejé de saber de ti. Imaginaba tu futuro a su lado. Te imaginaba feliz al fin. Te imaginaba contenta en tu ciudad pequeña y entre sus brazos. Yo no dejaba de pensar en ti. No dejé de hacerlo nunca. Durante años besé tus labios de papel las noches tristes. Las noches alegres. Besé tus labios de papel, mucho mejores que otros labios de carne.  





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