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lunes, abril 30, 2012

APOCALIPSIS V

Total que al final ha llegado el apocalipsis. Encendí la tele y lo vi en directo. O ponía que era en directo. No puede uno nunca fiarse. Eso, sí, no se parecía a lo que yo esperaba. No había fuego, humo y tierra que se abría y se tragaba a la gente. No se caían los edificios. El mar no entraba en la tierra y se llevaba todo lo que había por allí.
La cuestión era más simple. Más sutil. Pero evidente para una mente preclara como la mía. El apocalipsis era un señor con corbata decía que otro se marchaba y no volvería. ¿Cómo iba a provocar eso el apocalipsis? Pues sí, lo provocaría. Porque ahora lo ganarían todo los mismos. Triunfaría el pensamiento único y nada más podría existir. Mis amigos chinos sólo podrían vender los productos de una marca y allí donde sólo hay una marca, sólo un elemento no hay diferencia. Y un mundo donde todo es igual y donde ni siquiera se distinguen las imitaciones de los chinos es un mundo que no se puede vivir.
Supongo que aún queda esperanza, que ningún apocalipsis es definitivo excepto el personal, pero yo me he metido en la tienda de mis amigos y no pienso salir en varios días. Borracho, ahíto de sexo y de drogas. Este mundo ya no me interesa.  





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