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sábado, mayo 11, 2013

EN CONCIERTO: GANSOS ROSAS

Con un poco de lío organizativo, empezó ayer, tarde ,el concierto de los Gansos Rosas en la sala Los Clásicos de Toledo. Pero todo lo que fueron problemas logísticos, se transformó en el escenario en un recordatorio rejuvenecedor y rockero para todos los que acudieron al concierto.

Cuatro músicos que saben lo que hacen y que aprecian las canciones que tocan, y que tocan bien esas queridas canciones. Un cantante que no habla español, pero que sabe montar el show perfectamente. Un público que conoce su música y que está dispuesto a dejarse engañar por el sueño de que está viendo lo que ya no es posible. Esos son los componentes exactos para generar una descarga emotivo-musical como la vivida ayer.

Por momentos podías cerrar los ojos y pensar que realmente estabas escuchando a los G'N'R de los 90, los que te hicieron llevar el pelo largo. Los que te hicieron comprar camisetas negras y chaquetas de cuero. Los que te llevaron a pensar en comprarte una chistera.

Los Gansos Rosas ofrecen lo que buscas en ellos: un espectáculo que recrea al grupo verdadero. Y un espectáculo muy bien hecho, con un final apoteósico: November Rain, Sweet Child of Mine y Paradise City enlazadas.

Antes habían sonado, y bastante e incluso muy bien, You could be mine, It's so easy o Welcome to the jungle. Pero esa descarga final, con las cabezas ya sin melenas (algunos más jóvenes sí las tenían) meneándose arriba y abajo, con la gente cantando, saltando, levantando los brazos, con el pito que suena y que genera un pogo brutal, vale más que casi cualquier otra cosa del mundo. Porque no sólo era presente. Era también pasado. Un pasado glorioso al que se volvió por un momento anoche. Un pasado que no existe, a no ser que toquen los Gansos Rosas.




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