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miércoles, noviembre 23, 2011

23 DE NOVIEMBRE

La ciudad sangra entre mis manos. Estoy ajustando las cuentas, poniendo en orden las cosas. Las gentes viven sin orden, viven sin conciencia. Estoy haciendo sangrar al mal, estoy haciendo sangrar el odio y el rencor, la carne fresca, el dolor. Todo lo que los hombres se causan los unos a los otros.
El hombre tenía el dinero entre las manos. Se lo había arrebatado a una señora mayor que aún gritaba un kilómetro más atrás. Sólo me puse ante él y le hice sangrar. Le hice pagar su falta con sangre.
La ciudad sangra entre mis manos y debe sangrar mucho más. Hay muchas cosas que hacer y por fin tengo fuerzas para hacerlas. No dejo mi búsqueda. Pero sé que es inútil. Y quiero ser útil. Quiero ser un hombre que hace lo que hay que hacer. No quiero ser uno de esos que visten un traje y dicen palabras y palabras. Las palabras no sirven de nada. Sólo la sangre sirve.
La ciudad sangra entre mis manos. Más tarde pensaba en ti. En que lo hago por ti. En que tengo que hacer esto por ti. Aunque tú no quieras.




1 comentario:

Spaski dijo...

Esto es lo que debia pensar el loco de la isla esa finlandesa que se cargo a tropecientas personas. Interesante punto de vista.
Me dejo confundido