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miércoles, abril 20, 2011

20 DE ABRIL

Está vacía la ciudad. Las gentes huyen de aquí como si estuviera todo apestado, como si nada fuera útil, ni válido. Huyen como si huyeran de sí mismo pero serán los mismos allí donde estén. Forman enormes colas para escapar, como si todo ardiera. Y todo arde, pero es dentro. Dentro de las casas. Dentro de los cuerpos.

Camino sin rumbo por la ciudad vacía. Los pocos que quedan se buscan unos a otros. Se huelen. La lluvia es intermitente y fugaz. Creí ver tu reflejo en un escaparate. A veces creo que tengo alucinaciones. No tengo rumbo al caminar. No me canso. Paro porque mis píes quieren, porque me llaman las cosas, la curiosidad. La ciudad vacía es más hermosa. La gente no la puede estropear.

Sólo los muy pobres se quedan. Los que no tienen a donde ir. Los que no pueden dejar de trabajar. Es una amalgama de gente inútil y sin nada que hacer. Todo se calienta y está a punto de estallar. Los cuerpos. Las mentes. Ociosos y aburridos estudian la forma de ocupar el tiempo, de llenarlo en algo. Con alguien. Las mujeres, también aburridas, se dejan hacer. Todo es triste en la ciudad que se mantiene.

Camino sin rumbo por la ciudad vacía. Te echo de menos. Me echo de menos. Los recuerdos me asaltan en las esquinas. Nadie puede ayudarme. Nadie molestarme. No dejaré de caminar. No te podré encontrar.



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