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sábado, mayo 19, 2012

POR QUÉ

En su recuerdo todo fue manipulado. Las chicas no eran pagadas (o no sólo pagadas) eran seducidas por él. Inevitablemente estableció con ellas una relación de amistad. De preocupación. Miguel se sabía estafado en esa relación. Se sabía mentido. La edad. Los problemas. El dinero. Todo era una gran mentira. Pero casaba bien con la mentira que él mismo se contaba.
Sabía que, pese a todo, ayudaba a esas mujeres. Que no les hacía mal. Y que eso le hacía parecer a los ojos de ellas mejor que otros. Con el tiempo fue quedándose con dos o tres mujeres. Estableció con ellas una relación de amistad basada en la mentira. Pero con sentimientos más o menos sincero. Y sin la pesadez del precio. Les dejaba un sobre con dinero y con su nombre. El dinero que habían ajustado hace tiempo.
Aún así, todo aquello le perseguía. A veces, después de acostarse con aquellas mujeres se sentía infinitamente malvado. Sentía que las manipulaba. Sentía que las mentía. Sentía que las maltrataba y las compraba y las humillaba. Nada era cierto. Pero se sentía así. Comenzó a tener miedo al sexo. Y ese miedo se extendió a las mujeres. A las que se le acercaban esperando tal vez acostarse con él. Repudió a todas.
Por eso Miguel se fue a otra ciudad. A una pequeña donde todos se conocieran y donde hacer esas cosas fuera imposible porque todo el mundo lo sabría y eso también le daba miedo. Y ahora tenía una relación más o menos normal con Sonia. Y una fantasiosa con Elena. Todo era normal. Aunque seguía teniendo miedo. Y haciendo lo que para él era incorrecto.




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