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sábado, julio 02, 2011

DESDE DENTRO

Esa diferencia, ese cambio que se había producido en mí sin que yo lo notara me tuvo preocupado mucho tiempo. Sobre todo por el hecho de que no podía percibirlo igual que no podía percibir mi corazón o mi fémur. Puedo tener una idea de ellos, saber dónde estaban y qué hacen, puedo oírlos, pero no puedo saber cómo son, qué son. Así pasaba con ese cambio. Con ese matiz. Era cierto que mi aspecto había ido variando. Me estaba convirtiendo en un hombre. Físicamente tenía que cambiar. También con ese cambio venían algunos mentales, pero mínimos. No cambié mis ideas sustancialmente. No me hice conservador. Sí un poco cínico. Pero ella se reía de eso. También cambió mi forma de vestir. Se ajustó un poco a la moda. No la adoptaba totalmente. Ni cambiaba absolutamente mi estilo. Empecé a analizarme continuamente. Las palabras. Los actos. Y no ví en mí nada que no fuera desde siempre mío.



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