Publicidad

sábado, diciembre 07, 2013

VALLE Y LORCA EN EL TEATRO ESPAÑOL


Cuando se habla del teatro español del siglo XX, además de la brecha que supuso la Guerra Civil y su posterior postguerra con un régimen consevador dictatorial, se habla del cambio que supusieron para la escritura y concepción del teatro Valle Inclán y García Lorca.

Valle, con su universo lleno de personajes modernistas, que muestran una realidad deformada e inexistente y Lorca con una gran carga simbólica y poética tanto en los elementos textuales como en los extratextuales como son los juegos de luces, la música o los escenarios.

Esa revolución que supusieron en principio ambos autores es discutible. Tras la guerra el teatro vuelve a cauces estandarizados, con obras de gran valor literario y social. Desde cualquier prisma, aunque sobre todo desde el de los autores afines, la realidad se muestra por presencia o por ausencia. Obras como La Muralla o la Corbata muestran los estragos de la guerra Civil y son algo así como preludios a la obra de los Buero o Sastre.

La obra de Valle y su universo deformado, sus hombres mirados en los espejos que devuleven imágenes irreales, sus obras más bien irrepresentables y faltas en ocasiones de un significado directo que no fuera simbólico o estético, no produce un efecto prolongado en el teatro español. Hasta Arrabal o Nieva no hay un teatro similar al de Valle, tan apabullador en el lenguaje como difícil en las tablas.

La obra de Lorca, sin embargo, cuando huye del surrealismo es una obra no sólo perdurable, sino transportable a cualquier lugar y época, dramas y tragedias íntimas y personales que aún suceden, que permanecen y que están tratadas con una estilización lingüística a la vez lejana y cercana a la obra poética del autor granadino.

Sus palabras en el teatro están al servicio de trasmitir un mensaje, de contar una historia, mientras que en la poesía quieren trasmitir más una sensación. La genialidad de su teatro está en poner su magnifico sentido lingüístico, su personal concepción del lenguaje y del idioma español a servicio de la trama, de la tragedia de sus personajes.

El peso en el teatro español de ambos es innegable, pero tal vez menor de lo que se dice.




No hay comentarios: