¡Pues si, mis vasallos, Bill Rayos Beta estuvo allí y está dispuesto a narraros lo acontecido! En primer lugar llegas y, ¡Por Odín!, te obligan a canjear 5 de tus monedas por un trozo de papel denominado entrada, gracias a la cual recibirás un cómic de regalo al traspasar los umbrales del salón (¡Me pregunto si aquellos que poseen un bono para los cuatro días obtendrán cuatro comics respectivamente por sus 12 coronas!).
Una vez dentro del habitáculo contemplas multitud de los así llamados "stands", pertenecientes a tiendas de comics diversas de todo el panorama ibérico. En ellas, y así será hasta la llegada del Ragnarok, encontrarás todas las novedades presentadas por las diferentes editoriales para este Salón junto a, lo para muchos más importante, material antiguo y descatalogado, desde aquellos primeros comics de Vértice o Surco a maravillas de la propia Marvel y DC traídas desde tierras americanas (¡Recuerdo con gozo un ejemplar de 1963 de "The X-Men" sostenido entre mis manos durante al menos un minuto de tiempo terrestre!)
Igualmente, este Expocómic 2007 ha habilitado, en su sentido formal pero alquilado en el literal, casetas para el disfrute de golosinas de tamaños desproporcionados (tronquitos de la longitud de mi musculado antebrazo y fresones como el puño del poderoso Thor) o de cualquier tipo de curiosidad comestible proveniente de tierras niponas. Eso sí, bajo pago de su correspondiente valor, y con el inconveniente de la imposibilidad de degustar la fabulosa Hidromiel asgardiana.
Hacia el fondo del salón encontréis diferentes tiendas relacionadas con todo el merchandising que el mundo del cómic, el cine y la televisión pueda ofrecer: camisetas, muñecos, tazas, cojines, llaveros, posters, etc. En esos momentos en los que bajas la guardia deleitado por tan singulares cachivaches, puedes ser abordado por cualquiera de las cámaras de televisión que por allí andan rondando tal las pérfidas huestes de Hela. Así pude observar al colaborador creaturiense Julio Vegas ser atacado por un entrevistador de Localia Televisión cuyo set de preguntas posiblemente pasará a ser el peor preparado de la historia (¡Quizás debería haberlo socorrido a base de martillazos de mi querido Mjolnir!).
Las diabólicas manipulaciones del malvado Loki no me harán olvidar la mención de las exposiciones de la planta alta, imprescindibles para todo aquel interesado en el arte gráfico, donde podremos deleitarnos con las muestras del trabajo de Tirso Cons, Martín Saurí y Mark Buckingham, además de la serie de planchas recogidas bajo el logo "Bienvenido Mr. Marshall" y centradas en los primeros cómics americanos llegados a España (y no, no eran ni de Marvel ni de DC). Igualmente, en esa misma planta y siempre que tu castigado monedero lo permita, podrás hacerte con originales de los autores invitados al Salón. Los precios varían entre los 20 a los 1600 euros, pero es indudable que por el trabajo personal del autor, y sobre todo por saber que la página original de un cómic que leen miles de personas te pertenece, seguramente justifique su valor (de hecho se celebró una mesa redonda respecto a este tema y uno de los ponentes reconoció haber llegado a pagar la cantidad de 6000 dólares por una página de Batman).
En último lugar, resaltar las firmas de autores las cuales provocarán con total seguridad las mayores colas del salón. Ayer contamos con la presencia de nuestro admirado y reconocido Carlos Pacheco (Superman, X-Men y Arrowsmith entre otros), Charlie Adlard (The walking dead), Didier Crisse (La Espada de Cristal), Mark Buckingham (Fábulas), D´Israeli (The war of the worlds), Jordi Bayarri (Entre tinieblas), Kenny Ruiz (El cazador de rayos) y Javier Trujillo (Los mitos de Asturdeva). Todos ellos estuvieron firmando comics durante una hora y media y, los más agraciados (y primeros de la fila), además recibieron el obsequio de un dibujo personal del autor, realizado in situ en la mesa de firmas.
En definitiva, y así lo cantaré en mi regreso a Asgard, una bonita y agradable experiencia tanto para aquellos ya iniciados, como para los que Expocómic representaba una curiosa novedad. De hecho, hoy nos acompaña una página original de Charlie Adlar, del número 43 de “The walking dead” comprada por una chica con dados por pendientes en la que era su primera visita al Salón Internacional del Cómic de Madrid. No sólo se la firmó el agradable Sr. Adlar sino que también la realizó un dibujo en tiempo exclusivo de firmas ¡Es lo que tiene ser una dama entre tanto hombre!
Una vez dentro del habitáculo contemplas multitud de los así llamados "stands", pertenecientes a tiendas de comics diversas de todo el panorama ibérico. En ellas, y así será hasta la llegada del Ragnarok, encontrarás todas las novedades presentadas por las diferentes editoriales para este Salón junto a, lo para muchos más importante, material antiguo y descatalogado, desde aquellos primeros comics de Vértice o Surco a maravillas de la propia Marvel y DC traídas desde tierras americanas (¡Recuerdo con gozo un ejemplar de 1963 de "The X-Men" sostenido entre mis manos durante al menos un minuto de tiempo terrestre!)
Igualmente, este Expocómic 2007 ha habilitado, en su sentido formal pero alquilado en el literal, casetas para el disfrute de golosinas de tamaños desproporcionados (tronquitos de la longitud de mi musculado antebrazo y fresones como el puño del poderoso Thor) o de cualquier tipo de curiosidad comestible proveniente de tierras niponas. Eso sí, bajo pago de su correspondiente valor, y con el inconveniente de la imposibilidad de degustar la fabulosa Hidromiel asgardiana.
Hacia el fondo del salón encontréis diferentes tiendas relacionadas con todo el merchandising que el mundo del cómic, el cine y la televisión pueda ofrecer: camisetas, muñecos, tazas, cojines, llaveros, posters, etc. En esos momentos en los que bajas la guardia deleitado por tan singulares cachivaches, puedes ser abordado por cualquiera de las cámaras de televisión que por allí andan rondando tal las pérfidas huestes de Hela. Así pude observar al colaborador creaturiense Julio Vegas ser atacado por un entrevistador de Localia Televisión cuyo set de preguntas posiblemente pasará a ser el peor preparado de la historia (¡Quizás debería haberlo socorrido a base de martillazos de mi querido Mjolnir!).
Las diabólicas manipulaciones del malvado Loki no me harán olvidar la mención de las exposiciones de la planta alta, imprescindibles para todo aquel interesado en el arte gráfico, donde podremos deleitarnos con las muestras del trabajo de Tirso Cons, Martín Saurí y Mark Buckingham, además de la serie de planchas recogidas bajo el logo "Bienvenido Mr. Marshall" y centradas en los primeros cómics americanos llegados a España (y no, no eran ni de Marvel ni de DC). Igualmente, en esa misma planta y siempre que tu castigado monedero lo permita, podrás hacerte con originales de los autores invitados al Salón. Los precios varían entre los 20 a los 1600 euros, pero es indudable que por el trabajo personal del autor, y sobre todo por saber que la página original de un cómic que leen miles de personas te pertenece, seguramente justifique su valor (de hecho se celebró una mesa redonda respecto a este tema y uno de los ponentes reconoció haber llegado a pagar la cantidad de 6000 dólares por una página de Batman).
En último lugar, resaltar las firmas de autores las cuales provocarán con total seguridad las mayores colas del salón. Ayer contamos con la presencia de nuestro admirado y reconocido Carlos Pacheco (Superman, X-Men y Arrowsmith entre otros), Charlie Adlard (The walking dead), Didier Crisse (La Espada de Cristal), Mark Buckingham (Fábulas), D´Israeli (The war of the worlds), Jordi Bayarri (Entre tinieblas), Kenny Ruiz (El cazador de rayos) y Javier Trujillo (Los mitos de Asturdeva). Todos ellos estuvieron firmando comics durante una hora y media y, los más agraciados (y primeros de la fila), además recibieron el obsequio de un dibujo personal del autor, realizado in situ en la mesa de firmas.
En definitiva, y así lo cantaré en mi regreso a Asgard, una bonita y agradable experiencia tanto para aquellos ya iniciados, como para los que Expocómic representaba una curiosa novedad. De hecho, hoy nos acompaña una página original de Charlie Adlar, del número 43 de “The walking dead” comprada por una chica con dados por pendientes en la que era su primera visita al Salón Internacional del Cómic de Madrid. No sólo se la firmó el agradable Sr. Adlar sino que también la realizó un dibujo en tiempo exclusivo de firmas ¡Es lo que tiene ser una dama entre tanto hombre!
3 comentarios:
Podríamos plantar ahora ese famoso refrán de las carretas y las no sé qué, pero es que como bien sabemos por Creatura los autores de cómic no son de piedra. Parece recomendable y muy friky. Justo lo que nos va.
Pues si. ya os contaré lo de Localia ¡Penoso!
espero que hayas disfrutado del expocomic Bill, BUEN REPORTAJE en el CREATURA del evento
Publicar un comentario